Comer carnes rojas, ¿provoca cáncer o no?

Hace unos días, la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC), dependiente de la Organización Mundial de la Salud, publicó una investigación en la que indican que el consumo de carnes rojas y de carnes procesadas, como fiambres y embutidos, están asociados a un mayor riesgo de padecer cáncer de colón o recto.

Esta información provocó polémica y debate, sobre todo acerca del impacto que causa en la población, tal como lo expresó Alberto Cormillot, médico especializado en Nutrición, en el programa “Cada mañana” de Radio Mitre.

El director del Hospital Oncológico Provincial, Martín Alonso, dijo que desde hace varios años “se viene acumulando evidencia de que diversos tumores están asociados al tipo de dieta, por eso entre las recomendaciones de prevención del cáncer venimos insistiendo con consumir más frutas y verduras y menos carnes rojas y procesadas”.

Sin embargo, Alonso instó a la población a “no asustarse” pero sí apuntar  a una dieta variada y equilibrada, teniendo en cuenta cada grupo alimenticio.

“El consejo no es dejar de comer estos productos, sino consumir en forma moderada las carnes rojas -como ya se venía diciendo en relación a la prevención de enfermedades cardiovasculares- y con menor frecuencia, fiambres y embutidos”.

Lo que dice el informe

En la investigación, la IARC considera que las carnes rojas son “probablemente cancerígenas”, y las ubica en el grupo 2A. Esto significa que hay evidencia limitada proveniente de estudios epidemiológicos que muestran una asociación positiva entre comer carnes rojas y desarrollar riesgo de cáncer colorrectal. Evidencia limitada significa que se encuentra una asociación, pero no pueden descartarse otras explicaciones.

En el caso de la carne procesada -como fiambres y embutidos- la IARC las clasifica en el grupo 1 como “cancerígenas”. Esto significa que hay suficiente evidencia en estudios epidemiológicos para afirmar que comer carnes procesadas puede causar cáncer colorrectal.

Sobre el tema, Alonso explicó que “las categorías de la IARC establecen un ranking de evidencia científica y no necesariamente el nivel de carcinogénesis”. Es decir, que no estamos hablando de que una sustancia sea más o menos cancerígena que la otra, sino de que existe más información para avalar que puede producir cáncer.

El especialista remarcó que el cáncer colorrectal es el segundo más frecuente en la provincia, “por eso, siempre suma hablar de su prevención y de su detección precoz, que aumenta notablemente las chances de curación”, afirmó.

Al respecto, recordó que hombres y mujeres a partir de los 50 años deberían consultar al médico para programar una colonoscopía u otros estudios, de acuerdo a sus antecedentes personales o familiares.

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