La importancia de trabajar la mente

De acuerdo con los últimos descubrimientos en el campo de la neurociencia, se considera que el cerebro humano alcanza su máximo nivel de rendimiento entre los 16 y los 25 años. A partir de ahí, sus funciones cognitivas empiezan a decaer. Esto significa que nuestro cerebro “envejece” antes que nuestro cuerpo.

La sociedad en general tiene una conciencia bastante clara de la importancia de mantenerse en forma, de cuidar nuestro cuerpo (una cuestión diferente es si lo hacemos o no). Sin embargo, dentro de ese “mantenerse en forma” rara vez incluimos nuestra mente, lo cual es un error. El cerebro es un órgano que necesita cuidado. De él dependen nuestras funciones cognitivas, como por ejemplo la memoria, pero también las emocionales. Trabajar nuestra mente de manera constante y consciente, nos ayudará a prevenir enfermedades como la demencia y también a aprender a gestionar nuestras emociones.

Para ser plenamente conscientes de la importancia de mantener una mente sana, primero debemos derribar algunos mitos sobre la salud mental. Hay que entender que la mente sufre enfermedades como el resto de nuestro cuerpo, que se pueden curar y tratar, y que es tan natural como sufrir un resfriado o un mal mayor. Igual que cuando nos referimos a enfermedades físicas, será fundamental un buen diagnóstico y un tratamiento adecuado, pero sobre todo hay que poner el foco en la prevención.

Un ámbito en el que cada vez se tiene más clara la importancia de cuidar la mente, es precisamente uno en el que se vive del físico: el deporte. Cada vez está más aceptado que el éxito o fracaso de un deportista de alto nivel, depende tanto de sus habilidades físicas como psicológicas. La denominada “inteligencia emocional”, que consiste básicamente en saber detectar y gestionar de manera correcta nuestras emociones, es parte fundamental de la vida del deportista. Tradicionalmente, una serie de malos resultados podían acabar con la carrera deportiva de una persona. Hoy en día, gracias a la observación de casos de éxito como el de uno de los mejores deportistas cordobeses de todos los tiempos, David Nalbandian, somos capaces de ver que el poder de la mente es mayor que el del cuerpo.

Existen ejercicios de visualización, muy utilizados por los deportistas pero que también puede utilizar cualquier persona que quiera conseguir determinado objetivo, en los que uno se tiene que ver alcanzando su meta. Estar convencidos de que podemos lograr algo es esencial para poder lograrlo.

Por otro lado, es clave también, y seguramente mucho más difícil, saber manejar a nivel psicológico los momentos negativos. No se trata de ignorar o enterrar en un rincón de nuestra mente los malos sentimientos, sino de aprender de ellos. Este punto es uno de los principales retos a los que se enfrentan los deportistas. Actualmente, igual que hay entrenadores físicos, los hay que se dedican a trabajar con la mente. Uno de ellos es el profesional Jared Tendler, quien apunta a la importancia de saber cómo aprovechar el fracaso. Quien realmente destaca en una competición no es tanto aquel sabe ganar sino el que sabe perder.

Esta habilidad para gestionar las emociones de manera correcta, es algo que algunas personas poseen de manera natural, pero para la gran mayoría es una parte de nuestro cerebro de la que hay que ser consciente y con la que hay que trabajar.

Cuando nos referimos a “entrenar nuestra mente” no nos referimos solamente a hacer juegos de memoria o cálculos matemáticos, sino también a dialogar con nosotros mismos, conocernos y ser primero capaces de detectar un problema para saber luego cómo afrontarlo. Igual que cuando nos ponemos enfermos, lo primero es ser conscientes de los síntomas. Esto es algo que nos cuesta más hacer cuando se trata de un problema de salud mental. Debemos trabajar para que esto no sea así; es necesaria la auto-reflexión y el no tener miedo ni vergüenza de pedir ayuda cuando se necesita.

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Foto: Pixabay.

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