[FOTOS] A casi una semana del fuerte terremoto que azotó a la Ciudad de México, las historias y relatos no dejan de sorprender. Es el caso de dos jóvenes villamarienses que están de intercambio académico por la UNVM en aquel país y decidieron brindar ayuda luego del susto.
Milagros Cataldi y Santiago Peralta hace un mes que están en México y ya escucharon 5 veces la alerta de sismos, hay una en cada esquina y en lo correcto, suenan minutos antes de que la tierra se mueva para dar tiempo a evacuarse. Pero eso no sucedió el martes 19 y el número de víctimas llega a 324.
Milagros estaba en el segundo piso del edificio de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) cuando ocurrió el terremoto de 7.1 en la escala de Richter a las 13:15. “Eramos 300 personas queriendo bajar por una escalera”, recuerda el momento en comunicación con Villa María VIVO!
Ella y su novio no sufrieron daños, pero admite que “el miedo está cada vez que suena la alarma”. Como volvió a ocurrir por la mañana del último sábado y debieron evacuar.
La experiencia de ayudar lejos de casa
Ante el miedo, lo que les salió a estos jóvenes fue el buen gesto y la necesidad de retribuirle al pueblo mexicano la posibilidad de cursar sus estudios allí.
Durante tres días estuvieron ayudando en un centro de acopio. Así se le llama a los lugares donde se acercan las donaciones para ser clasificadas y luego repartidas.
“Sorprende la solidaridad de la gente y la organización civil que hay, a pesar de que puede haber réplicas”, narra Milagros sobre situaciones que vieron. Motos, autos y hasta bicicletas pasan por esos centros con carteles que indican “llevamos ayuda”.
A través de los medios de comunicación se enteraron qué es lo que se necesitaba y por eso acercaron medicamentos, elementos de higiene personal y primeros auxilios además de una bebida con electrolitos para hidratar a los rescatistas.
La organización de la comunidad es una característica que la joven estudiante se encarga de resaltar durante toda la conversación.
Algo que llamó la atención de ellos fue que a cada elemento que llega al centro de acopio, le borran el código de barra y lo marcan para que no se lo pueda comercializar y para que los partidos políticos no les pongan su logotipo. México está pronto a vivir elecciones.
Sobre las horas posteriores al movimiento, Milagros cuenta que esa noche no durmió. Vive a media hora en meto bus de la universidad pero ese día demoró 5 horas para poder llegar ya que automáticamente se interrumpió el servicio de transporte.
“Fue fuerte llegar y ver los edificios caídos y cómo la gente sacaba sus cosas para irse porque corrían riesgo”, recuerda la estudiante al remontarse seis días atrás.
Fotos: Milagros Cataldi
