Desde que en VILLA MARIA VIVO dimos la primera noticia sobre el sorpresivo cierre de la fábrica de abertura de aluminio Planeta, transcurrió una vertiginosa semana hasta que se conoció finalmente que el juez Fernando Flores aceptó el pedido de quiebra de la firma.
Trabajadores, clientes, proveedores y la opinión pública en general asistieron al descubrimiento de una situación que no estaba en los cálculos de ninguno de ellos, especialmente entre los trabajadores que quedaron en la calle de un día para el otro, y entre los clientes que habían adelantado miles de pesos para pagar trabajos que nunca les entregaron, y muy probablemente nunca tendrán.
Los afectados pasaron por la incertidumbre, la indignación, los escraches y en algunos casos hasta la resignación.
Lunes 29 de febrero: Los empleados cobran la última quincena y los dueños de Planeta Aberturas los anotician que la empresa deja de funcionar. Presentan la quiebra ante el juzgado de Fernando Flores con un escrito de 9 páginas.
Martes 1 de marzo: Proveedores y clientes comienza a llegar a la sede de la firma, en Perón y Paraguay, buscando alguna respuesta que les de certezas sobre sus acreencias. Con los días se fue conociendo que son 12 los trabajadores despedidos y 128 los damnificados, sumando proveedores, clientes y organismos del Estado. A través de las redes sociales se da los primeros “escraches” a los dueños de la firma.
Miércoles 2: La UOM realiza una inspección con el Ministerio de Trabajo en la sede de la empresa, donde Planeta Abertura reconoce la quiebra y admite un pasivo de entre 10 y 12 millones de pesos.
Jueves 3: Se convoca a una audiencia en el Ministerio de Trabajo, a la que no asiste la empresa. Clientes se organizan a través de redes sociales y analizan llevar los escraches a la vía pública.
Viernes 4: El juez Fernando Flores acepta la quiebra presentada por los dueños de la empresa. El abogado Jacobo Trod revela en diario Puntal Villa María las primeras cifras más concretas: 128 damnificado y $ 8 millones de deudas. En esa entrevista revela que la firma “iba a las cuevas y vendía” cheques para financiarse.
Sábado 5: Los ex socios Walter Bosio y Diego Oliva publican la primera solicitada aclarando que no pertenecen más a la firma y que Planeta Aberturas es mayormente propiedad de Pablo Roggia. Clientes que habían adelantado dinero y reclaman su devolución realizaron un escrache en el centro, frente a un comercio de un familiar directo de Roggia. Se pegaron carteles con su nombre y su foto en la vía pública.
Lunes 7: En Tribunales fueron convocados el principal accionista de la firma, Pablo Roggia, y al representante de la UOM, Osmar Carreras. Las partes, que asistieron con sus abogados, se notifican de la decisión del juez de aceptar la quiebra. En ese encuentro, Roggia haría argumentado falta de financiamiento para poder continuar con la firma, según la versión dada a la prensa por parte del gremio. Por su parte, el juez agregó que desde la firma se citó un contexto de especulación que afectó al sector en los meses cercanos a las elecciones presidenciales de 2015.
Martes 8: Se publica en los diarios locales una nueva solicitada, en este caso de Roggia Hermanos, aclarando que no tienen ninguna vinculación con la firma quebrada.
Jueves 10: Se sortea el síndico de la quiebra, que administrará lo que queda de la firma para hacer frente, con el capital que encuentre, los compromisos adeudados.
Los números
De acuerdo a la información revelada por el abogado de la firma, Jacobo Trad, a El Diario, sobre los números que le ponen cifras frías a esta situación, hay más de $ 8,7 millones que quedaron sin honrar, de lo que la mayor parte corresponde a clientes que adelantaron dinero por trabajos que no les entregaron.
El detalle de lo publicado es el siguiente:
-$ 6.165.562,20 de contratos incumplidos (de $ 20.000 a $ 500.000 según los casos);
-$ 2.035.000 de deuda con proveedores;
-$ 520.000 adeudados de aportes previsionales.
Fotos: Archivo VillaMariaVivo.com