Tres historias transformadas por la decisión de completar la escuela

Actualmente, son casi 300 las personas de entre 20 y 79 años que se dan una segunda oportunidad para completar los estudios primarios o secundarios a través del Programa de Educación de Jóvenes y Adultos en la ciudad.

La secretaria de Educación del municipio, Margarita Schweizer, señaló ante la prensa que “esta es una forma de escuela a la que se llega por un acto voluntario. La escuela está presente como el ámbito de estudio que une a la gente que tiene ímpetu, voluntad y ganas por el conocimiento, no importa donde se ofrezca”.

“Hay un proyecto político que recupera la voluntad y las ganas de las personas, estamos ofreciendo la posibilidad de cumplir un sueño, el de terminar la escuela, que en otro momento no se pudo hacer por diferentes motivos”, afirmó Marieta Lorenzatti, la responsable del área de Educación de Jóvenes y Adultos del municipio.

Datos Cuantitativos del programa

Además, la funcionaria dependiente de la Secretaría de Educación, explicó que son 280 las personas que están cursando en alguno de los niveles que se dictan en 12 espacios de la ciudad, entre los que cuentan los MuniCerca, centros vecinales, Medioteca y otras instituciones barriales.

En el nivel secundario, en los parciales que se tomaron en julio, aprobaron el 94 por ciento de los 240 alumnos. Es importante resaltar que el 80 por ciento de ellos son mujeres, para las que se vuelve fundamental el apoyo que significa la apertura de los centros de Promoción Familiar en los espacios de estudio, para que sus hijos estén cuidados y contenidos mientras ellas aprenden.

En nivel primario, en tanto, son 40 los adultos de diferentes edades que están completando sus estudios. En este caso, las clases iniciaron hace apenas un mes, por lo que aún se siguen sumando alumnos.

Las experiencias de Norma, Verónica y Gustavo

Norma es una de las alumnas de mayor edad. Tiene 79 años y unas ganas que contagian. Cuando terminó su educación primaria, se volcó al mundo laboral, más tarde se casó y tuvo tres hijos que se formaron como profesionales universitarios. Sin embargo, con una sonrisa permanente cuenta que siempre sintió que algo le había quedado sin hacer: el secundario.

Los horarios y lugares propuestos por el municipio le parecieron buenos y comenzó el nuevo desafío. Destaca el apoyo de los tutores y el buen grupo que se formó entre quienes comparten ese espacio.

Verónica tiene 34 años, dos hijos y otro en camino, y la voluntad de estudiar. “Empecé sobre todo por mi hijo mayor, que tiene 13, y está haciendo el secundario”, cuenta. Ella lo abandonó hace 17 años, cuando una desgracia familiar generó la necesidad de salir a trabajar.

“La guardería me ayuda muchísimo”, explicó, y resaltó también que su esposo es quien más la sostiene cuando le insiste en que asista a todas las clases. “Cuesta un poco el tema de estudio, pero los tutores nos ayudan muchísimo, y el grupo que se formó es muy bueno: somos 6 chicas, todas con familia, casa y trabajo”.

Gustavo es portador de una historia pública de ídolo popular: en 1981 se consagró campeón mundial de boxeo trayendo a los villamarienses una gran alegría. Sin embargo, no había logrado completar la primaria, que dejó en quinto grado. “El problema de los boxeadores en Argentina es la educación. Nos preparan para dar y recibir golpes, no para enfrentar la vida. Yo proponía que los técnicos de boxeo le sugirieran a sus pupilos que estudien, y pensé que yo tenía que dar el ejemplo”, explicó.

Así, empezó a estudiar para completar sus estudios primarios. Y se propone, en algunos años, lograr un título universitario. “No existe el no puedo, existe el no quiero”, sintetizó.

Foto: prensa Municipalidad de Villa María

AnteriorAseguran que está en riesgo la prestación del servicio de agua
SiguienteLa ciudad debate sobre tecnologías, información y conocimiento