La expansión de Villa María hacia las periferias con nuevos loteos y vecinos que buscan tener una buena calidad de vida en cuanto a bienes y calidad de servicios trae también sus problemas.
La seguridad no está del todo garantizada en algunos puntos alejados del centro, donde todavía no está totalmente poblado, y que resulta un foco de interés para quienes viven del delito.
Casas que son saqueadas aún teniendo alarmas y rejas, vecinos que temen dejar sus viviendas por miedo a los robos, o que viven con la angustia permanente de no saber qué se encontrarán cuando regresen.
Sin salida
“No puedo salir a comer un asado con mis amigos o ir a ver un partido de fútbol. Si dejo la casa sola, me roban” contó un vecinos que hace dos meses se fue a vivir a Campos del Este y ya le robaron en dos ocasiones a su casa. El barrio está metros antes de llegar a lo que era el caso de la ex estancia La Negrita, hoy un barrio cerrado.
En el sector viven entre 7 y 8 vecinos y hay unas 30 casas en construcción. La distancia entre una y otra vivienda es bastante y en muchos casos se sienten muy solos. “Yo a la tarde me voy a trabajar y queda todo acá. Estoy regalado”, admitió el dueño de una de las nuevas casas.
Tiempo de inseguridad
Los delincuentes saben que, por más que suene la alarma de la casa, tienen al menos cinco minutos hasta que pueda llegar el dueño o la Policía. En ese breve lapso, entre dos o tres personas pueden llevarse varias cosas valiosas de una vivienda.
Los problemas comienzan entre las cuatro y las cinco de la tarde, cuando se van los albañiles de las distintas obras y la mayoría de los vecinos que viven en la zona todavía se encuentran en el centro trabajando.
Entre todos los vecinos pagan $ 300 por mes para pagarle a un vigilante privado que ronda las calles desde las 22:00 hasta las 6:00 del día siguiente. Piensan contratar tres personas más para cubrir más cuadras y horarios.
A la vista de todos
Hace poco hicieron una reunión entre vecinos para hablar de esta problemática. Algunos se quedaron charlando hasta la madrugada en una vereda y pudieron ver cómo empezaron a llegar al barrio personas en moto por distintas calles, y que giraban y huían apenas los veían.
Otro detalle que agregaron es que “a la tarde se ven muchos chicos con gomeras y rifles. Rompen las luces que están cerca de los obradores para que a la noche estén a oscuras, y se roban todo. El 40% del alumbrado no funciona”, dijeron.
Cuando ven rondar a personas en motos que parecer estar buscando la oportunidad del robo, llaman a la Policía, que en algunas ocasiones acude a los llamados de los vecinos, pero otras veces no, aseguraron.
Armados
Entre la resignación y la bronca, un vecino comentó: “El problema es que los vecinos están comenzando a armarse. Y lo que roban son chicos audaces, que no dudan en meterse a las casas. Esto puede terminar muy feo”.
Otro caso similar
Tras la publicación de esta nota, vecinos de otro sector comentaron vía Twitter un padecimiento similar. “Somos vecinos del loteo Casa Linda y la situación que describen es exactamente la misma que vivimos nosotros. Hace 8 meses comenzamos con una empresa de seguridad y dio resultados. De todos modos se las ingenian para robar en las obras”, indicó uno de los habitantes de ese sector.
Fotos: VillaMaríaVivo.com