Un joven de 20 años fue condenado a 9 años de prisión por homicidio simple. El hecho ocurrió en la vecina localidad de James Craik en el año 2015.
Gustavo Rendil era luchador de kick boxing y durante poco más de un mes compartió clases con Leonardo Isleño en un gimnasio de la localidad.
Ambos tenían 18 años cuando Isleño asesinó de una puñalada al luchador profesional. El joven estuvo varios días internado en Villa María en grave estado de salud hasta su deceso.
Cómo fue el hecho
La tarde del 11 de enero del 2015, Isleño y Rendil se cruzaron en las calles del pueblo y pelearon. Durante el juicio, en la cámara del crimen de los tribunales locales, el acusado indicó que la víctima pasó a su lado, le “pegó una patada” y dijo: “Ya vamos a hablar”.
En ese momento, los jóvenes discutieron, con golpes de por medio, en presencia de un hermano de Isleño. Luego se retiraron y Leonardo fue a buscar un cuchillo tipo Tramontina, con el que le propició la puñalada a Gustavo. “Yo no quise, le tiré y justo se movió”, indicó el imputado cuando tuvo la oportunidad de declarar ante el juez Félix Martínez.
También declaró que desde los 12 años Rendil lo agredía, pero nunca lo denunció.
La familia de la víctima
Quienes escucharon atentamente los relatos fueron los padres del fallecido, Oscar y su mamá sin poder contener el dolor por la pérdida de su hijo. Luego de los alegatos, el juez les concedió la oportunidad de expresarse y pidieron justicia.
La abogada querellante, María Cristina Valles solicitó la pena de 18 años de prisión para un hecho que le caben entre 8 y 25 años de privación de la libertad. “Es un hecho gravísimo y muy doloroso; lo considero un asesinato”, indicó a los medios luego de los alegatos y a la espera de la sentencia.
El abogado defensor solicitó al juez la absolución del joven considerar el hecho en legítima defensa.
Finalmente, Leonardo Isleño de 20 años fue condenado a 9 años de prisión por homicidio simple, pena que pidió el fiscal Francisco Márquez. Durante sus alegatos indicó que el acto fue planificado, “no fue emoción violenta”.
Fotos: VillaMariaVivo