Es, sin dudas, un ícono del Palacio Municipal. El más conocido y querido por trabajadores municipales. Hugo Aimé, “Huguito”, el histórico mozo del edificio de Sobral y Mendoza cumplió años y pidió la jubilación después de estar 50 años trabajando en el municipio.
Con su generosidad acepta respetuosamente –algo también característico en él- una entrevista.
Llega 20 minutos antes de lo pactado, con una campera polar que lleva el escudo del club de sus amores.
Huguito es sin duda un hombre que ya está en la historia del Palacio Municipal.
Ingresó el 1 de diciembre de 1971, con 15 años. Eran otras épocas, dice. Y ahora, cincuenta años de servicio.
Hace pocos días, cuando cumplió 65, presentó los papeles para la jubilación. Si bien espera que le salga, no se imagina dejar para siempre el trabajo en el municipio y espera poder seguir aunque sea, como vigilancia o mantenimiento.
El hombre de los mil cuentos, chistes y una risa única, contó a Villa María VIVO! numerosas anécdotas de todos estos años con intendentes o presidentes con quienes estuvo. Hasta cuando Carlos Saúl le regaló una computadora.
Huguito: El pibe de 15 años
Su ingreso fue en la Secretaría de Obras Públicas. Por aquel entonces el municipio funcionaba en la vieja sede, sobre calle Mendoza, al lado del actual Palacio Municipal.
Desde esta área, Huguito fue uno de los que marcó los terrenos de lo que ahora es el barrio Mariano Moreno, cuenta. También pasó por la carpintería.
Hasta que un lamentable accidente lo dejó al borde de perder una pierna. Estuvo un año paralizado, y nunca más pudo realizar tareas de gran esfuerzo físico.
“El oficio mío era la construcción, pero por el accidente no pude hacerlo más”, relata.
A raíz de eso, lo reubican en la cocina del municipio. Año 1976. Hacía un mes que estaba el mayor Torres, comisionado municipal en la época de la Dictadura Cívico Militar, cuenta.
Es que si, con 50 años de servicio, Hugo vivió todos los momentos políticos desde adentro.
En la cocina, se convirtió en el mozo oficial del municipio y fue el encargado de llevarles café, agua, gaseosa, comida o lo que quisiera ingerir el intendente de turno en las reuniones y jornadas laborales.
Así, también pudo conocer diferentes figuras políticas como gobernadores, artistas, ministros y hasta presidentes. Tanto así, que Carlos Menem le regaló una computadora.
Huguito, te manda una pc el Presidente
Todo comenzó un domingo. Era plena campaña electoral y el por entonces candidato Menem visitó la ciudad y se reunió con el intendente.
“Me llamaron para ir al municipio. Tenía que ir a servirles, y cuando lo hice Menem me preguntó cómo me llamaba” cuenta.
“El único peronista era yo, porque era un gobierno radical”, dice mientras se ríe.
Y sigue: “Anotó todo en una libreta que tenía y me preguntó si tenía hijos. Le dije que si y me respondió que cuando fuera presidente me iba a mandar una carta”.
Al tiempo de asumir la Presidencia de la Nación, llegó una carta del Ministerio de Educación al Bloque Justicialista del Concejo Deliberante. Era para Hugo.
“Será una cachada, dije” cuenta. No le quiso dar importancia, hasta que lo buscaron desde el Concejo.
Hugo daba vueltas porque, siempre respetuoso de sus jefes, el era peronista y no quería tener problemas. A pesar de ello, se logró que lea la carta.
“Decía que me iban a mandar una computadora. Y me la mandaron. Yo y dos chicos más las ligamos”, cuenta mientras larga la carcajada tan única y propia de él, esa que contagia.
Con Néstor y la charla con Alicia Kirchner
En la misma línea de anécdotas, comparte que también estuvo con Néstor Kirchner, cuando era presidente.
“Con la única con la que no estuve con Cristina”, dice medio lamentándose. Pero agrega también conoció a Alicia Kirchner, cuando era ministra.
“Estuvimos hablando como 15 minutos en la Salita”. Ese lugar que nombra, es una de las habitaciones de reuniones que hay en Unidad Intendencia.
“Usted no me mangueó”
Las historias que cuenta son numerosas. Narra así, la vez que pudo terminar parte de su casa gracias a Angeloz, al que conoció en otra de las reuniones privadas a las que llevó café.
“Cuando él era gobernador yo estaba terminando la casa, y en esa época no eran accesibles los planes y cuotas como ahora”, cuenta.
Dice que eran como las 1:30 horas de la mañana y estaban reunidos con funcionarios. En un momento, Angeloz lo llama.
“Mozo, le agradezco su atención, pero venga. En algún momento nos volveremos a ver, pero todos los que me ven me manguean algo y usted no”, cuenta Hugo que le dijo y agrega que en ese momento el por entonces gobernador sacó un papel y le pidió datos.
Huguito le contó que estaba intentando terminar su casa.
“Usted vayase el viernes a las 11 de la mañana al Banco Social que va a tener el crédito otorgado” dice que le aseguró el Gobernador.
“Mi señora me decía que me había charlado, pero al otro día me llamaron y me avisaron que estaba el crédito”, agrega.
Todos los intendentes
En otro momento de la charla, expresa que “los gobernantes, los intendentes que han estado, han ayudado mucho a la gente. Doy fe, porque conozco mucha gente”.
Era imposible no caer en la pregunta incómoda. Y la hicimos. Huguito, si tuvieras que elegir un intendente o intendenta, ¿con cuál te quedas?
Se ríe, y responde: “por lo laburador, Accastello. También Martín, muy trabajador”. Suma además, a Nora Bedano.
Huguito es históricamente peronista, está afiliado al partido. Pero siempre fue muy respetuoso de las autoridades, sin importar color político.
Y lo destaca también, con la anécdota de un hecho que denominó “muy raro”.
“Estaba Martín, y un hombre que trabaja en el municipio y siempre anda quejándose fue a buscar café a la cocina”, comienza y aclara que no dirá el nombre.
Comenzó a quejarse, este hombre, cuenta Hugo. “Le dije mirá, escúchame una cosa: llévate el termo con café pero otra vez que vengas acá a la cocina no hables mal del patrón porque no se le muerde la mano a quien te da de comer”, narra.
Horas más tarde, hubo reunión de gabinete y allá fue Hugo haciendo malabares con la bandeja llena de tazas de café. De una manera en la que sólo él puede hacerlo.
“Cuando me iba, Don Martín me llama y me da la mano. Todos miraban, y me preguntó si yo había dicho tal y tal cosa”, cuenta.
“Faa como corre el chusmerío Don Martín”, le dijo. Resulta que la hermana del intendente vivió de casualidad la charla de Hugo con el otro hombre, y le contó.
“Martín se río y me dio un abrazo, y me dijo que ojalá todos pensaran como yo”, finaliza.
Hay que agradecer
La historia da lugar a un mensaje de enseñanza, o varios, que quiere dejar Hugo, y que se repiten varias veces durante la charla: Hay que ser agradecidos, como el afirma.
“Dios te da y hay que saber aprovechar. No todos podemos ganar grandes fortunas, pero hay que dar gracias a Dios siempre. Lo hago todos los días, por el trabajo, la salud y la vida”, dice.
También que no hay que estar pendientes de los odiadores. “Tengo enemigos, gente que me ha hecho cosas, pero como dijo Bilardo ‘yassstá’” expresa y se ríe. Agrega que odiar, es llevar una mochila pesada en la espalda, algo que no sirve para nada ni nadie.
El cariño de la gente
Si tuviera que decir lo mejor que le pasó en estos 50 años trabajando en el municipio dice sin dudar, los amigos, el cariño y que lo recuerden.
“Eso lo gratifica a uno, que lo recuerden. He visto compañeros que se han ido de la muni jubilados, van y ni los registran. Está bien, con mi trabajo voy de acá para allá, pero por ahí voy con mi señora y me gritan ‘eeh Hugo, Huguito’”, cuenta.
Y es así, Hugo pasó toda su vida en el municipio. Tiene un carisma y un humor como nadie. No hay persona que conozca mejor los recovecos, pasillos, ruidos, escaleras y oficinas que él.
“Conozco los ruidos de la Municipalidad como los de mi casa, o mas”, dice entre risas.
El betseller de Huguito
Hugo es amante de las historias y chistes. Contó a múltiples personajes políticos, a pedido de intendentes. Uno de los últimos fue al ministro de Defensa, Agustín Rossi. Narra que estaba reunido en intendencia cuando Gill le pidió que contara alguna historia o chiste. Y lo hizo.
Ahora, a pesar de que buscará la manera de seguir ligado al municipio, tiene como idea la de escribir un libro. Y no cualquiera.
Tiene una prima trabajando en una importante editorial. “Voy a escribir un betseller”, dice y larga otra de sus carcajadas y narra aquella vez que con 15 años ganó un concurso literario y se fue tres días a las sierras.
En la historia y en los corazones
Hugo pasó por todo, y está en el corazón de cada persona que lo conocemos y quedará en las que seguirá conociendo. Salvo en aquellos enemigos que dice tener, claro.
Es quien llevó la receta del chocolate caliente que se toma en los actos del 9 de julio, que él cocinó durante años junto a sus compañeras de cocina.
Un clásico chocolate que siempre hemos repetido quienes tuvimos el placer de probarlo.
Sin dudas que el Palacio Municipal, perderá elemento fundamental de su paisaje sin Hugo. Aunque buscará, a pesar de la jubilación, seguir en ese lugar que es su segundo hogar.
Fotos: Martín Llamayas para Villa María VIVO!