La disquería FM Musical está ubicada desde hace 50 años en la misma cuadra. Un apasionado por la música la abrió en 1971 y hoy la maneja su hijo. La historia de la disquería más vieja de la ciudad.
La disquería más vieja de la ciudad
Entrar a la disquería, preguntar por las últimas novedades, revisar las bateas y mirar los estantes, es una de las actividades preferidas de los amantes de la música. Hasta 1971, eso no se podía hacer en Villa María y las disquerías más cercanas estaban en Córdoba.
Alberto “Mono” Vizueta se arriesgó y le entregó a la comunidad villamariense la primera disquería instalada en la ciudad. El 2 de julio de 1971 abrió el local en un negocio ubicado al lado de donde permanecen actualmente, en General Paz 31.
“Mi papá venia desde Córdoba y ya estaba trabajando en el rubro. El tenía ganas de pegarse la vuelta y probar suerte acá. La gente con la que trabajaba le propuso seguir en Córdoba en otro puesto o venirse para acá”, cuenta su hijo, Lucas Vizueta.
“El me contaba que en su momento se vino, no tenía plata, le prestaron por unos días para empezar a vender, le fue de entrada muy bien”, detalla a Villa María VIVO.
La disquería está hace 50 años en la misma cuadra ubicada frente a la icónica Plaza Centenario.
“Fueron pasando empleados, en un momento estuvo el hermano ayudando también, después también fueron socios con otra disquería de la ciudad. En un momento toda la familia vivía de la música porque su hermano tenía otra disquería en la Galería Internacional”, relata Lucas.
Desde 2010, Lucas comenzó a hacerse cargo de la disquería y a asistir a su papá. Hasta que, en 2013, el “mono” falleció: “hasta una semana antes de morir siguió yendo a la disquería”.
Construir una comunidad
La pandemia de Covid-19 impactó en diferentes rubros y comercios por la baja en las ventas. Pero, según cuenta Lucas, al inicio de la pandemia mucha gente se dedicó a escuchar música.
“En la primera cuarentena, dónde estaba todo el mundo encerrado, nos pasó que muchos clientes que teníamos empezaron a comprar vinilos que no tenían, se compraron su bandeja y empezaron a escuchar más música”, explica.
Al ser una de las pocas disquerías de la región, Lucas busca a través de las redes sociales y la atención personalizada, mantener una clientela local y regional.
“La pandemia acelero todo, fue readaptarme a las redes y venta online. Por suerte me fue muy bien, tuvimos como una especie de renacer, donde llegamos a un público que antes no accedía por ser del interior”, dice.
Con el renacimiento del vinilo, se impulsaron también las ventas en las disquerías que aún resisten la masividad de las nuevas plataformas de reproducción de música.
Para Lucas, hay diferentes formas de compartir la música y destaca que muchos de sus clientes tienen el ritual de sentarse a escucharla. La propuesta de la disquería es seguir construyendo comunidad.
“Tratamos de seguir profundizando ese vínculo. La gente ya tiene mi teléfono, me escribe, le llevo el disco a la casa o lo pasan a buscar por mi casa. Lo hacemos muy a pulmón, para tratar de satisfacer al cliente”, cuenta.
“El vinilo para el que colecciona música es algo soñado. Nosotros siempre hablamos con los clientes y nos cuentan cómo es la experiencia de mirar el vinilo, escucharlo de un lado, del otro no lo cambian por nada”, destaca.
Incluso algunos clientes tienen sus propios grupos donde se comparten recomendaciones y novedades.