Por UTEM (*).
Ante la cercanía de las elecciones municipales, luego del lamentable proceso de precarización del empleo público producido en estos últimos quince años, consideramos tener derecho a conocer las propuestas de cada sector político para con el empleo público municipal y ver cuáles son los compromisos que pueden asumir públicamente para revertir esta triste situación.
En estos últimos tres lustros, la evolución de la precarización laboral a nivel municipal se ha profundizado sin que haya podido revertirse esa tendencia. Es así que en el año 2000 los contratados municipales sumaban 64, existiendo unos pocos facturantes. Desde allí pasamos a los 604 empleados municipales bajo relación laboral precarizada que existimos en la actualidad, en Villa María.
Precarizando la relación laboral, la patronal quita al trabajador el control de su presente y futuro a la vez que le resta derechos y lo empuja a la vulnerabilidad e indefensión. En el caso de los facturantes queda en manos del trabajador la obligación de hacer los aportes jubilatorios, el pago de la mutual de salud, etc., en tanto que el municipio se desentiende de las obligaciones que tiene con sus empleados. Un claro ejemplo de un Estado que se retira de su rol.
Los precarizados municipales somos educadores, administrativos, profesionales de la salud, trabajadores del corralón, bibliotecarias, inspectores, etc. Sumamos el 60% de los empleados municipales, es decir una situación y un porcentaje de precarización insostenible desde cualquier ideología política que se pretenda popular.
Por otra parte 254 empleados municipales, a pesar de pertenecer a la planta de personal permanente tenemos menos derechos simplemente por haber ingresado a partir de enero de 2007. Esto está avalado por un articulado discriminatorio contenido en la ordenanza que fija el estatuto del empleado municipal. No se logró la derogación del articulado discriminatorio de esa ordenanza aunque se lo solicitó reiteradamente.
Si bien llegó a existir un proyecto de ordenanza para tal derogación asistimos al lamentable espectáculo de que el oficialismo se negara a tratarlo e, incluso, salvo honrosas excepciones, las organizaciones de DDHH no alertaron acerca del sinsentido que significa mantener vigente artículos discriminatorios.
El modo en que el poder político local trata a los empleados estatales no sólo debe interesarnos a los trabajadores municipales, pues en ese trato se visualiza una concepción de Estado. Adherir a la precarización surgida de la flexibilización laboral de los años ´90 es continuar mirando la sociedad desde una racionalidad neoliberal.
Algunos de nosotros hace 15 años que estamos esperando pasar a planta permanente y siempre nos han dicho que debemos seguir esperando, consideramos que es hora de terminar con esta situación y los candidatos deben presentar propuestas claras para que el municipio de Villa María no continúe sin poder tratarnos con el respeto que nos merecemos como trabajadores y otorgándonos los derechos que nos corresponden. Por ello esperamos que los candidatos presente públicamente la manera en que piensan encarar estos temas y a la vez se comprometan formalmente con un camino de acción que implique el respeto a los derechos de los trabajadores.
(*) Comisión Directiva de la Unión de Trabajadores de Estados Municipales.