Por José Naselli (*).
“…Una vez vi una película de Orson Welles. Una escena se desarrollaba en una habitación hecha de espejos y uno no sabía dónde se encontraba; perdía el sentido de la orientación y creía estar hablando con alguien que tenía delante, cuando en realidad lo tenía detrás. Me parece que quieren jugar con nosotros exactamente a eso, quieren llevarnos a una habitación de espejos…”.
De “Il gioco degli specchi”, relato del gran novelista siciliano Andrea Camilleri, (nacido el 6-8-1925), padre literario de la saga “El Comisario Montalbano”. El comisario intuye que una serie de hechos ocurridos mientras investiga un crimen, han sido provocados para desviar su atención y evitar se descubra al criminal.
Villa María – Mayo y Junio 2012:
a) El Tribunal de Cuentas recibe órdenes de pago a favor de Eninder, por casi tres millones de pesos, por 3 certificados de “avance de obras” para “Remodelación del Anfiteatro”.
b) En ninguno de los antecedentes se acredita la razón de la intervención del Eninder.
c) Tampoco se expresa claramente si los trabajos ya han comenzado o van a comenzar.
d) Las remesas son justificadas como un “adelanto” dispuesto por Accastello, hasta tanto llegue una asistencia financiera prometida por la Nación en junio 2009, (tres años atrás), por 25 millones de pesos.
e) La entonces Secretaria Verónica Navarro Alegre, comunica que la perentoriedad de las remesas se debe a “…no demorar el reinicio de la obra y la finalización de la misma” (sic) y agrega que “…la empresa adjudicataria que realizó la obra hace más de quince meses (¡!!)” espera disponer los fondos cuya autorización se requiere para percibir el pago de los trabajos realizados.-
f) A partir de allí Accastello, bajo su responsabilidad personal, giró al Eninder diez millones hasta diciembre 2012.
g) Los trabajos relacionados fueron ejecutados por Ivecor SA.
Preguntas sin respuestas:
¿Con qué fondos se inició la obra?
¿Es creíble que Ivecor esperó nada menos que 15 meses para cobrar?
¿Quién y cómo contrató a Ivecor?
¿Si no había fondos comunales disponibles, ni habían llegado los nacionales, porqué se comenzaron las obras?
¿Por qué razón, cuando se torna evidente que el Eninder no estaba autorizado a intervenir en la obra, aparecen luego documentos (introducidos a escondidas) que pretendían demostrar lo contrario?
¿De quién era realmente la deuda con la empresa?
¿Del Eninder o del Municipio?
¿Cómo era posible que los trabajos comenzaran sin haber llegado el adelanto financiero prometido por la Nación, equivalente al 20% del convenio?
Y aquí viene la gran pregunta: ¿Quién controló el gasto?
No lo realizó la Nación, porque jamás giró un peso. Y tampoco lo realizó el Tribunal de Cuentas, ya que los dineros fueron desviados al Eninder a pesar de nuestra oposición. O sea, no hubo control institucional de un solo centavo de los diez millones de pesos que los vecinos pusieron para esa obra.
Si esto es o no es delito, por favor, que alguno de los heraldos o mensajeros o bocinas habituales del ex intendente me lo expliquen. Aunque quizás el que podría dar alguna explicación sería el Fiscal de Instrucción Gustavo Atienza que aseguró que los dineros entregados al Eninder eran “férreamente controlados por la Nación” con “rendiciones de cuentas mensuales” a cargo del Municipio.
El silencio de los “inocentes”
Ni Accastello ni Verónica Navarro respondieron un solo pedido de informes. Tampoco Carlos De Falco, en sus largos votos justificatorios se dio por enterado. Lo concreto es que se desviaron 10 millones de pesos del erario comunal, para pagar trabajos realizados por una empresa (Ivecor SA) cuya contratación escapó a la legislación del municipio.
El representante de Ivecor es Walter Rubino quien también se presentó como único representante de la UTE Teximco SA – ICI SA como cesionario de las obras de las 250 viviendas.
Teximco es a su vez la adjudicataria de la construcción del Parque Deportivo, contra la entrega del solar conocido como Plaza Ocampo. Estas dos empresas también tienen “su historia”.
Ivecor resultó seleccionada para la obra de cordón cuneta y badenes, (fines de 2012) que fue objeto de un polémico reajuste en perjuicio de los frentistas. Teximco fue desvinculada de las “250 viviendas”, sin que se expliquen las razones, ni las dudas sobre la correcta aplicación de los dineros percibidos.
En cuanto a las relaciones de Walter Rubino con algunos emprendimientos periodísticos y con políticos “K” de nuestra ciudad, basta dar un “paseo” por Internet para enterarnos.
El juego de los espejos II
La decisión de no investigar a la administración Accastello, como también las piedras y estorbos sembrados en la ya demorada auditoría al Eninder, se conjuga con la decisión de seguir adelante con la cesión de Plaza Ocampo a Teximco, sin revisar uno solo de los términos del contrato, en especial determinar el justo equilibrio entre las prestaciones recíprocas.
Toda la administración municipal está ingresando a un laberinto lleno de espejos, y, como decía Montalbano, ha perdido el sentido de la orientación y no sabe a quién tiene detrás y a quien tiene enfrente.
La reticencia de Concejales y Tribunos en revisar el pasado, y reconocer los errores, y el mantenimiento en funciones claves (como las asesorías y entes) de oscuros personajes que fueron partícipes de gravísimas violaciones de la ley, es el camino más directo a la lápida del fracaso.
De los errores se vuelve, pero de las mentiras, jamás.
(*) José Naselli, ex Tribuno y Vecino.