Por Jesús Chirino (*).
Si hablamos con la voz de los patrones podríamos decir, junto a lo que en marzo dijo el municipio de Villa María en cuanto a que otorgaba un aumento del 32%. Pero la realidad de nosotros los trabajadores es otra. En realidad tuvimos un 12% de incremento en marzo, en mayo el 8,92 y en agosto el 8,19% en relación al mes anterior.
Claro que si para agrandar el porcentaje se toma como base el mes de febrero las cuentas se inflan pero no pasa lo mismo con nuestro bolsillo de trabajadores. Esos es una picardía matemática pero no ayuda para comprar en el supermercado. Claro que si fuera por ellos tomarían como base el mes de enero de 2010 y así poder decir que el aumento es de un porcentaje de tres cifras. Pero la realidad es que la mayoría de los municipales de planta tienen un básico de ocho mil seiscientos pesos, es decir que tenemos un sueldo de hambre.
El INDEC cuando volvió a medir el índice de pobreza señaló que todo hogar compuesto por una pareja y dos niños debe tener un ingreso superior a los 12.851 pesos para estar por encima de la línea de pobreza. Es decir que la mayoría de los municipales de Villa María trabajamos para ser pobres, no da para más el sueldo que nos pagan a los de planta, contratados y facturantes.
Más que pedir el 4% de incremento, la UTEM cree que la realidad salarial es tan crítica que debemos exigir la reapertura de paritarias y una recomposición salarial que nos saque por encima de la línea de pobreza.
El municipio de Villa María tiene dinero para encarar esto gracias a los altos impuestos que cobra, quien piense distinto puede mirar los números del Estado local o si quiere se los mostramos. Solo hace falta que la ciudad avance en el aprendizaje de los derechos de los trabajadores que, claro está, los asiste el derecho de un sueldo acorde para sostener sus hogares. Si las paritarias se reabren para discutir el 4% serán paritarias para discutir cómo sobrevivimos bajo el nivel de pobreza, los trabajadores aspiramos más.
(*) Secretario General UTEM.