Si las instituciones de salud y justicia hubieran cumplido algunos pasos de rigor en cuanto a la conducta y custodia de Alan Barrios, es probable que el crimen de Tamara no hubiera ocurrido, y hoy la ciudad y la provincia tendría un femicidio menos que contabilizar.
El ahora acusado por el femicidio de Tamara Córdoba estuvo detenido en 2016 por amenazas hacia su ex suegra, madre de una adolescente con la que tiene un bebé de menos de dos meses. También amenazó a su propia madre.
Por ese caso, según publicó El Diario del Centro del Pais este miércoles, Barrios fue considerado inimputable debido a que el consumo de drogas de su parte le impedía ser consciente de sus acto.
El fiscal Gustavo Atienza fue quien ordenó la internación de Barrios para su tratamiento.
Ese proceso se concretó en noviembre de 2016 en el Hospital Vidal Abal de Oliva, de donde el joven se habría fugado a las pocas horas, de acuerdo a lo informado este fin de semana.
En esta nueva situación, según se publicó en el sitio Periodismo Directo de esa ciudad, lo cuestionable sería que recién se informó del supuesto escape de Barrios unos días antes del femicidio de Tamara.
Su Barrios hubiera permanecido bajo tratamiento adecuado el tiempo indicado, o hubiera sido considerado responsable penalmente de los hechos del año pasado, tal vez la historia hoy sería diferente.
