Por José Naselli (*).
No es el título de una película de bandidos del “Far West”. Es la crónica de un caso real de vandalismo, ocurrido en Villa María.
Los hechos fueron ya expuestos en una nota anterior (Un rayo de luz – Febrero/16) relacionados con la contratación directa, ilegal, y clandestina, que, en junio/14, formalizaron Eduardo Accastello Y José Carignano, (alquiler de una casa en Córdoba), para establecer un comité partidario, con los gastos a cargo de todos los vecinos de la Ciudad.
Las crónicas de entonces refieren que la inauguración del inmueble reunió a la flor y nata del accastellismo – kirchnerismo vernáculo. Hasta se fletaron transportes (a costa del erario) para el traslado de prosélitos, cortesanos y periodistas.- Héctor Muñoz, hoy Jefe de Gabinete del Dr. Gill, estuvo presente.
Habrá escuchado y aplaudido calurosamente a Accastello, mintiendo descaradamente la instalación de un “espacio institucional”. Hace dos meses, el mismo Muñoz, con un lenguaje confuso y equívoco, anunció la cancelación anticipada del contrato de alquiler. Lo del “espacio institucional”, resultó ser una patraña. Tampoco aclaró los “costos adicionales” de la rescisión anticipada.-
Estos hechos no son una simple “aventura política”. Podrían traducirse en una eventual “cadena de ilicitudes” (incumplimiento de los deberes de los funcionarios, malversación de caudales públicos, duplicidad y falsedad ideológica). Accastello y Carignano contrataron sin autorización. Luego pretendieron desinformar a los Tribunos. Julio Oyola convalidó el proceso, y Verónica Navarro también dejó asentada su “huella” en la maniobra.
Todo esto ha sido llevado a los Fiscales de Instrucción de Villa María. No sabemos se haya investigado los hechos, o establecido la probable comisión de delitos.-
La Asamblea contra la Corrupción y la Impunidad, con elogiable porfía, advierte sobre la erección de un muro de protección judicial, sobre las actividades ilícitas de Accastello y sus colaboradores. Hasta la Fiscalía General de la Provincia (que depende del Gobernador Schiaretti) también guarda reprochable silencio. La gran perjudicada es la imagen de la “Justicia”, porque el edificio de General Paz al 300, también alberga en su seno, jueces dignos y probos, que no merecen ser confundidos con los que por acción u omisión, habrían renegado de su juramento como magistrados. ¿Por qué todas las causas relacionadas con Accastello, o bien son archivadas presurosamente, sin visos de investigación alguna, o bien se las manda al “limbo” de las denuncias irresueltas, a la espera de su prescripción? ¿Cuáles son las razones que inhiben la voluntad de esos jueces, para cumplir con los deberes a su cargo?
En la administración Accastello se falsificaron firmas para validar contratos (Estacionamiento Medido). Se sustituyeron irregularmente cláusulas contractuales para justificar desvíos de fondos al Eninder (Remodelación del Anfiteatro). Se dictaron decretos para beneficiar a un asesor del ex intendente. Se gastaron millones en la promoción mediática del candidato a gobernador, disfrazando el gasto como publicidad de actos de gobierno. Se “embostó”• criminalmente el Ctalamochita, hasta ahora sin responsables. Se omitió rendir cuentas de millonarios subsidios. Y la lista sigue.
Villa María se convirtió en una especie de “far west” sin ley y sin orden. La deuda moral que dejan los Fiscales es muy grande, al par que dañina, por lo menos para aquellos que quieren seguir creyendo en las instituciones de la República.
Por supuesto que no hay nada nuevo bajo el sol. Hablando de películas, viene a mi mente la imagen de aquellos jueces, senadores, y jefes policiales, que arqueaban el lomo para besar la mano de “Don Corleone”. Claro. Se trataba nada más que de un “film”, en el que, cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia.
(*) José Naselli, ex Tribuno de Cuentas.