En el marco de la crisis actual que vive nuestro país, hay sectores comerciales que resultan más castigados que otros. El mundo de los libros se erige como uno de ellos y empieza a sentir el impacto de manera más que preocupante
Gustavo, propietario de Librelibro describe la situación actual como compleja: “el mercado del libro está muy complicado. Hace dos años que se viene hablando de una caída estrepitosa de la venta y la edición de libros”.
“En 2016 la caída fue casi de un 25 %, el año pasado no llegó al 10%, pero en este año ya cayó un 20 %. Encima los costos fijos aumentan deliberadamente; el panorama es realmente desalentador”, lamenta.
Noemí, de Expolibro, explica que además del recorte lógico de la gente se suma el de las instituciones educativas- sólo piden una novela de apoyo para trabajar en clases- y la escasa reimpresión de la editoriales. “Cuando se agota una edición, muy probablemente los costos de reimpresión se fueron por las nubes y muchos producen un número menor al previsto. Eso también incide en la venta”, argumenta.
Qué dice la Cámara Argentina del Libro
Según la cámara Argentina del Libro la producción cayó de 129 millones ejemplares en 2014 (año en que se dio el mayor pico y luego de ahí, la bajada pronunciada), a 84 millones en 2015, 63 millones en 2016 y 51.330.138 en 2017
“La causa está estrictamente ligada al contexto económico que golpea al país. Por un lado la pérdida del poder adquisitivo que afectó a las ventas y por otro el aumento considerable del papel que sumado al recorte del estado en la compra de libros y la importación de títulos indiscriminada hizo caer la impresión de manera estrepitosa”, afirman.
La cantidad de títulos editados también se ha modificado sustancialmente. “Si las grandes editoriales han sacado menos obras imaginate lo que sucede en las editoriales independientes. Eso es otro factor que incide considerablemente”, explican ambos.
Para hacer frente a esta baja en las ventas, algunos comerciantes buscan estrategias para contrarrestar el efecto negativo.
“Nosotros impusimos el Plan Canje: el cliente viene y trae su ejemplar, nosotros lo cotizamos y se lleva un título nuevo pagando, o no, la diferencia”, explica Noemí.
Afortunadamente el ingreso de la tecnología parece no ser un factor que afecte a la industria.
“El consumo puede haberse trasladado a otros productos como Netflix u otras plataformas pero no por una pérdida de interés en la lectura. La gente busca recortar gastos y hoy es mucho más barato acceder a esas plataformas”, coinciden.
De la mano con la crisis actual, el panorama para ambos resulta poco alentador. “Estamos dando manotazos de ahogado para llegar a fin de mes”. Esta metáfora, en el mundo de los libros, es tan alegórica como contundente.