Desde hace cinco años, una familia de barrio Las Acacias sufre por la mala convivencia que tiene con vecinos que habitan en una vivienda de su cuadra y que colinda con su casa. La Defensoría del Pueblo intervino en el caso, pero no lograron una solución.
Las discusiones y reiterados hechos de violencia suceden en la cuadra de calle Las Magnolias al 300, donde vive la familia Bergero, compuesta por una pareja y dos niños, por los que temen puedan sufrir hechos de violencia.
Marita, la mujer, califica de “insostenible” la situación que atraviesan con los vecinos que son de nacionalidad paraguaya y tienen rutinas muy distintas que molestan al resto. Música fuerte hasta altas horas de la noche y basura en la calle son algunas de las actitudes.
Meses atrás habían armado una cancha en medio de la calle, en la que jugaban , realizaban apuestas y bebían alcohol, explicó a este medio la mujer.
Además llegaron a vivir momentos de tensión y violencia porque denuncian que les arrojan elementos.
Según la vecina que narran lo sucedido, el terreno fue usurpado y la policía “no hace nada”. En reiteradas ocasiones los llaman y llegan horas más tarde.
Como desde el municipio no recibieron ayuda, a pesar de que fueron escuchados en más de una oportunidad, la familia acudió a la Defensoría del Pueblo.
Allí fueron a pedir ayuda por las actitudes de sus vecinos y luego de meses de reuniones la conclusión que saca la familia es que “fue en vano para nosotros y en beneficio para ellos”.
Como habían denunciado que hacían sus necesidades a la intemperie, recibieron asistencia y les construyeron baños, también les dieron garrafa social y acordaron horarios y volumen para escuchar música pero cuenta que “nunca se cumplió”, por lo último.
Foto: Marita Bergero