Un vecino de la ciudad de Almafuerte que viajó durante el fin de semana largo a Rosario y pasaba por Villa María para regresar a su hogar, vivió una odisea con su vehículo en un control municipal de tránsito durante el domingo.
Jorge Giménez relató a Radio Villa María el episodio que vivió junto a su esposa y su hijo menor de edad cuando el personal a cargo del control paró su coche y le solicitó la documentación.
Faltaba un papel
Todo estaba en regla, ningún certificado estaba vencido, pero sin embargo le retuvieron el auto y Giménez se fue “a dedo” los 110 kilómetros que lo separan de su ciudad a buscar el comprobante de pago del seguro.
Al igual que muchas otras personas, el damnificado utiliza el débito automático de su tarjeta de crédito para abonar los servicios cada mes, metodología que no emite ningún tipo de comprobante en papel. Jorge tenía en su poder la constancia digital de que el seguro había sido pagado, pero eso no le bastó al personal municipal.
“Querían que vaya a un ciber, caminando, porque el auto quedó retenido e imprima el comprobante”.
Le retuvieron el auto y se fue a dedo a su ciudad
Su familia quedó en el vehículo y Jorge viajó a Almafuerte, tomó el papel y regresó a Villa María en horas de la tarde noche del domingo de Pascua. Allí se encontró con que su mujer y su hijo habían sido sacados por la fuerza policial del vehículo y que había sido trasladado al corralón municipal.
Luego de ir de un sitio al otro de Villa María para recuperar su auto, le dijeron que debía esperar al día martes para que se lo entreguen.
Unas Pascuas para el olvido
Fue así que Jorge, su mujer y su hijo pasaron unas pascuas que “no le deseamos a nadie”, contó desilusionado el vecino de Almafuerte.
El damnificado abonó la multa que se detalla “por no tener seguro” cuando acreditó que sí lo tenía, pero el personal además, no dejó constancia de cuál era el motivo de la detención.
“No tengo donde quejarme”
La tarjeta verde, el carnet de conducir y el seguro, fueron documentación que de nada sirvió. Consultados por el medio radial, Jorge indicó que “no se trató de un capricho, es un método recaudatorio que aplica el municipio de Villa María”.
“Me sentí peor que un delincuente, no tengo a donde quejarme y es una vergüenza lo que está sucediendo en Villa María”, expresó el ciudadano que transita periódicamente por la ciudad y nunca le había tocado atravesar una situación de esas características.
Sumado al sentimiento y el desagradable momento familiar, debieron abonar el traslado de la grúa, estadía en la ciudad y Jorge perdió un día en su trabajo al deber realizar los trámites en el tribunal de cuentas.
Foto: Google street view