“El día que la fiscal vino mí”, la carta de Alicia Peressutti tras su liberación

La exauditora general narró en un escrito sus impresiones desde que fue detenida, su estadía en la cárcel, y su vuelta a la libertad.

Alicia Peressutti, exauditora general de Villa María, quien fuera detenida y luego liberada en el marco de una causa en la que se la acusa de defraudación y asociación ilícita, escribió una carta que hizo pública y en la que hace referencia a lo ocurrido en las últimas semanas.

El caso es instruido por la fiscalía de Segundo Turno de Villa María cargo de Juliana Companys, y cuenta también en el mismo expediente con la imputación de la intendenta electa de Ballesteros, Graciela Sánchez, y de Lorena Pinta, tesorera de la asociación civil Vínculos en Red.

Las tres mujeres fueron acusadas de los mismos delitos, en base a supuestos manejos irregulares de fondos que estaban destinados a la atención de personas en Mama Antula, un refugio de barrio La Calera que recibe a víctimas de trata y pacientes en recuperación de adicciones.

El texto completo escrito por Peressutti, “El día que la fiscal vino mí”:

“El 1º de setiembre a las 13:05 horas, en un procedimiento sin precedentes, fui detenida por orden de la fiscal Companys, fiscalía de 2do. turno de Villa María.”

“Fui liberada el miércoles 6 de setiembre por Decreto de la Jueza de Control.”

“Siento que el dolor, la tristeza, la angustia y la decepción me perforan las entrañas. Me encerré en mi casa a no dormir, a no hablar casi porque la garganta se me cierra y no puedo gritar lo injusto de esta injusticia.”

“Siempre pensé que podía terminar con un tiro en la cabeza o en un accidente entre comillas, pero jamás se me ocurrió pensar que me podían detener y menos por haber trabajado de manera voluntaria en Vínculos durante 26 años. ¿Que hay detrás de todo esto? ¿Quiénes están? No me deja dormir. ¿Si vienen por mis hijos? ¿Con este voluntariado ya le arruiné la vida a uno, ahora van a venir por los otros?”

“Hace meses que está esta causa, dando vueltas y vueltas, metiéndonos miedo. Pero después te sentás y decís “no hice nada más que ayudar todo lo que pude”, la gente debe exagerar. “Mirá Ali que vienen por vos”, “mirá Ali que te quieren a vos”, mirá Ali que sólo preguntan en los testimonios por vos (testigos de la causa Lazarte). Nunca más estuve tranquila.”

“Me venían siguiendo, el auto naranja. ¿Saben que pensé? Que podía tener que ver con una denuncia complicada en el tema Trata. Y me estaba preparando para que me boletearan, le pedía a la Virgen que si ocurría lo peor mis hijos no fueran testigos de la masacre. Cuando salí del Supermercado y empezó la detención, juro que no entendía nada. Me estaban trasladando y la noticia ya estaba en todos los portales. ¿Las esposas, las fotos para la prensa – porque tanto ensañamiento? – .” Señora está detenida por todos estos delitos” , “Señora firme, firme firme “. Ahí con una velocidad atroz me sacaron el celular. Que por supuesto estaba abierto. Es decir, mi vida entera en sus manos.”

“Viernes a las 13:05hs. De ahí a los Calabozos de la Calle Piedras, me pintaron los dedos, me revisaron, me sacaron de la mochila el dinero que habíamos retirado del banco para llevar a Nazareth para comprar comida – era y es para comida- y de ahí en menos de veinte minutos (calculo yo) me subieron a una Unidad y me trasladaron a la Cárcel del Barrio Belgrano. Otra vez el mismo procedimiento. Bajarme esposada, los dedos pintados y de ahí a un lugarcito en Servicio Médico donde el director me explicó que me iban a trasladar a Bouwer. En menos de diez minutos me subieron junto a otros dos detenidos y me trasladaron a Bouwer. Un viaje eterno.”

“Justo ese viernes 1 de setiembre a la noche cerraban las listas de candidatos para elecciones municipales, donde sonaba que yo iba a integrar una lista. Quiero creer que no tiene que ver con esto. Que fue solamente una coincidencia.”

“Quiero agradecer a la subdirectora y a la directora de Bouwer, que al verme tan angustiada me permitieron comunicarme con mi familia. Juro que en ese momento de tanta angustia no recordaba los números de los chicos. Tres días en una celda sola y después a un pabellón.”

“Soy una perseguida judicial. Una funcionaria judicial -fiscal provincial- me privó ilegítimamente de la libertad e hizo abuso de poder destruyendo mi vida y la vida de quienes me rodean. Me trasladó a mi sola a Bouwer, a Lorena y Graciela las dejaron en el Calabozo de la calle Piedras -cerca de la familia-. Me arruinó completamente la vida y la de mi familia. 27 años luchando contra la mafia para que me hagan esto.”

“Nada de ahora en más va a reparar el daño que me hicieron. Nada. Nada va a sacarme nunca esta sensación atroz de que cualquier fiscal me puede detener con tan poco.”

“Por favor que el Poder Judicial, que el Ministerio Público Fiscal con sus herramientas jurídicas, en el marco de la ley y de la protección de las garantías que gozamos todo, detenga esta atrocidad, esta violación de Derechos. Estamos en Democracia. Privación ilegítima de la libertad y abuso de poder. Y como consecuencia destrucción de mi vida entera. Le ruego a la Fiscalía General que intervenga ante los hechos ocurridos y que actúe según corresponda ante los excesos y arbitrariedades cometidas por la Fiscal sobre mí. Y ante tanta prueba del ensañamiento personal contra mi – desconozco porque- aparte la Fiscal de esta causa. Y por favor que el dinero que era para comprar comida a los asistidos vaya a la Institución como corresponde. Lo que la Fiscal llama Asociación Ilícita es la solidaridad entre ONG pobres que trabajamos con los más vulnerables.”

“Nada va a devolverme la vida que tenía, ni a sacarme esta tristeza infinita que llena mis días, el pánico a salir. Nada va a devolverme el nombre limpio que tenía. Y mientras continúa este ritual de degradación a que me está sometiendo a mí y a los que me rodean.”

“Pero tiene que hacerse justicia. Creí, creo y creeré en el Poder Judicial de Córdoba. Porque gracias a la expeditiva decisión de la Jueza de Control recuperé la libertad. Pero esto continúa y yo ya no tengo vida. Y sobre todo no puedo luchar contra la trata, como hice por casi treinta años. Cuando vienen por los indefensos las instituciones tienen que salir de su letargo y funcionar para protegerlos.”

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