Son muy pocas las personas que no tienen en la actualidad un smartphone o teléfono inteligente. Es más, en la Argentina hace tres años había registrados más teléfonos móviles que habitantes, lo que significa que un mismo individuo tenía en su posesión más de un terminal.
Esto no extraña demasiado, sobre todo si tenemos en cuenta que son muchos los trabajadores que prefieren diferenciar su número personal del profesional con el objetivo de separar la vida privada del trabajo.
A día de hoy mirar el celular se ha convertido en una acción casi involuntaria. Lo comprobamos antes de irnos a dormir, al despertarnos e incluso cuando estamos en el baño.
Este aumento en el uso del celular se debe principalmente a las posibilidades que el propio aparato proporciona, que gracias a los avances en tecnología cada vez van en aumento.
Ahora el celular ya no solo sirve para llamar o mandar mensajes de texto, sino que nos permite tomar fotos en una calidad que nada tiene que enviar a las cámaras profesionales, enviar y recibir correos electrónicos, navegar por la web, realizar transacciones bancarias, chatear online a través de aplicaciones como WhatsApp o actualizar los perfiles de nuestras redes sociales.
Jugar a los videojuegos es otra de las cosas que más hacemos en la pequeña pantalla de nuestro celular.
El auge de los conocidos como eSports, que incluso ha llegado a la industria del póker con iniciativas como Power Up de PokerStars, ha disparado el uso del smartphone como plataforma para jugar.
El acceso a un terminal de estas características cada vez se produce antes en el tiempo.
Una encuesta realizada el año pasado por la consultora Markwald, La Madrid y Asociados, reveló que el 70% de los niños argentinos de 5 años ya manipulan el celular de sus padres, principalmente para jugar.
A los 11, más de la mitad de los niños del país cuentan con un smartphone propio. A medida que aumenta la edad, el tiempo que empleamos manipulando nuestros celulares es mayor y aunque no muchos reparen en ello esta actividad tiene repercusiones en nuestra salud.
Es habitual que cuando se menciona el binomio celular y salud lo primero que se nos venga a la mente sean ideas relacionadas con la radiación que desprenden estos aparatos y la red wifi a la que suelen estar conectados para funcionar.
Pero más allá de estos conceptos, que generalmente suelen despertar la alarma social con respecto al cáncer, los smartphones causan otros problemas en nuestro organismo en los que rara vez reparamos.
Una de las partes del cuerpo que más sufren por el empleo de estos dispositivos son los ojos. Así lo ha determinado un estudio reciente llevado a cabo por la Universidad Complutense de Madrid (España).
De los resultados de esta investigación se desprende que la lectura prolongada en pantallas digitales, tales como las de los celulares o las tabletas, empeora 9 de los 10 síntomas estudiados.
De esta forma, emplear más de 20 minutos al día a leer en una pantalla de estas características aumenta los problemas de visión borrosa antes y después de la lectura, el cansancio y la sequedad ocular, la dificultad de enfoque, la sensibilidad al brillo, la fatiga visual y la incomodidad ocular.
Las manos son otras de las grandes perjudicadas. El uso de los celulares puede provocar tendinitis, que incluso pueden llegar a afectar a la totalidad de la muñeca.
En este sentido el pulgar es el miembro más afectado, ya que el empleo casi en exclusiva de este dedo para escribir puede acabar causando la conocida como enfermedad de Quervain.
Además, los fisioterapeutas y traumatólogos también alertan de que el empleo prolongado en el tiempo de estos terminales, así como de otros como computadores o tabletas, pueden terminar provocando la aparición de patologías como el síndrome del túnel carpiano.
La postura que adoptamos al utilizar el celular también provoca graves problemas de salud en el cuello.
Cada que vez que inclinamos la cabeza para mirar nuestro smartphone el ángulo de inclinación que realiza nuestra cabeza es de 60 grados, lo que trae consigo que el cuello deba soportar un peso total de 27 kilos.
A todas estas patologías de carácter físico tendríamos que sumarle aquellas que afectan a la parte menos tangible del ser humano.
Hay estudios que afirman que el uso de celulares puede acarrear problemas de estrés, ansiedad y dependencia.
De hecho, ya existe un término médico para referirse al miedo que sienten algunas personas cuando salen de casa y se olvidan el celular en ella: se trata de la nomofobia.
Para prevenir la aparición de estos problemas de salud los expertos recomiendan hacer un uso moderado del celular.
Además, se aconseja mantener el brillo de la pantalla lo más bajo posible, no leer en la pantalla en una estancia totalmente a oscuras, emplear todos los dedos de la manos en vez de solo el pulgar y cuando sea necesario leer algo en la pantalla elevar el terminal hasta la altura de los ojos para evitar así forzar el cuello.
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