El dato resulta una coincidencia curiosa, separado en el tiempo por apenas nueve meses, pero unido por tres aspectos que lo vuelven llamativo.
Mariela Bessonart fue vista con vida por última vez, según los testimonios del caso, un 28 de septiembre de 2005 en la esquina de Santa Fe y General Paz, frente a la sucursal Villa María del banco Nación. En ese mismo punto, nueve meses antes exactos, el 28 de diciembre de 2004, fue visto con vida por última vez Oscar Horacio Oberto, un panadero de Etruria que le dijo a su familia que venía a buscar un horno que había comprado.
Además del número de día y el lugar, la otra coincidencia entre ambos casos es que ni Mariela ni a Oscar se los volvió a ver nunca más, y ambos desaparecieron como si se los hubiera tragado la tierra.
Su historia
Oberto vivía en Etruria, donde tenía una mujer y tres hijos, y una panadería. Era de Ucacha, donde también había estado casado y tuvo otra hija, Vanesa.
A finales de 2004 habría tenido una discusión familiar. Así lo consignaron su segunda esposa y su hija mayor en declaraciones periodísticas, pero con matices distintos, en una nota publicada en La Voz del Interior.
La cuestión es que la mañana del 28 de diciembre un vecino lo llevó en auto desde Etruria a Villa María. Al llegar, le pidió que lo dejara frente al Banco Nación. Dijo que iba hasta Villa Nueva a reclamar un horno que había comprado y no le llevaban.
Fue la última vez que alguien conocido lo vio. En su casa había dejado sus documentos y no portaba ni un bolso con ropa ni dinero.
Sus hijos lo siguen buscando. Han realizado campañas de difusión en redes sociales y esperan tener la posibilidad de volver a verlo.
Foto: Gentileza Vanesa Oberto.