El juicio por el femicidio de Natalia Mariani llegó a su fin en la tarde de este jueves 9, cuando se dio a conocer la sentencia dictada por el jurado popular que intervino en el fatal caso que tenía entre sus acusados a Gino Ferrari, hijo de la víctima, y Hernán Ferrari, padre del primero y ex marido de Natalia. La hija, Lucía, participó como querellante.
El veredicto se conoció en horas de la tarde tras una jornada que contó con las dramáticas últimas palabras de los acusados y de Lucía Ferrari.
VER ► Las dramáticas “últimas palabras” de los Ferrari antes del veredicto
Tras escuchar a todas las partes, el jurado popular se retiró a deliberar. Horas después, en la tarde del jueves, se conoció el veredicto: tanto Gino como Hernán Ferrari fueron declarados culpables del femicidio de Natalia Mariani.
El tribunal y los integrantes del jurado resolvieron por unanimidad declarar a Gino Ferrari autor plenamente responsable del delito de homicidio calificado por el vínculo, por alevosía, por codicia y por mediar violencia de género.
Hernán José Ferrari fue declarado partícipe necesario penalmente responsable del mismo delito.
Los jueces impusieron prisión perpetua con accesorios de ley y costas para ambos condenados.
La condena refleja la gravedad del delito y la valoración de las pruebas presentadas durante el juicio, que incluyeron testimonios de violencia familiar, mensajes amenazantes, contradicciones en las declaraciones de los acusados y el móvil económico que la fiscalía logró probar.
El femicidio de Natalia Mariani, ocurrido el 28 de diciembre de 2023 en Villa Nueva, conmocionó a la región.
La mujer fue encontrada sin vida en su domicilio, víctima de múltiples puñaladas.
Desde el inicio, la investigación apuntó a su círculo íntimo, y la acusación contra su hijo y su exmarido generó un fuerte impacto en la comunidad.
Las últimas palabras antes del veredicto
En una jornada cargada de emotividad, los Ferrari tuvieron la oportunidad de dirigirse al tribunal y al jurado antes de la deliberación.
Gino Ferrari expresó arrepentimiento, pero también intentó desarmar lo que consideró una imagen distorsionada de su familia.
“Estoy arrepentido cada día, cada segundo que pasa. Yo no pido libertad, solo pido que sean justos, que no se dejen llevar por los sentimientos”, dijo el joven, quien además reconoció: “Una persona sana dentro de todo no hace algo así, soy una persona rota por dentro. Tengo un problema y lo quiero solucionar”.
Hernán Ferrari, por su parte, centró su defensa en el error de un padre.
“Quiero manifestar nuevamente que sí, que me equivoqué, que a lo mejor actué con instinto por ayudar a mi hijo. Me equivoqué por el afán de querer proteger a mi hijo”, dijo.
Sin embargo, negó haber participado del femicidio: “Se demostró que no hay una prueba que demuestre que soy partícipe de lo que pasó”.
El momento más impactante de la jornada lo protagonizó Lucía Ferrari, quien fue breve pero contundente:
“No quiero verlos nunca más en mi vida, me dan miedo. Sé que fueron ustedes, no tengo dudas”, sentenció la joven, marcando la postura firme de la querella.
Un juicio que conmocionó
El juicio comenzó el lunes 6 de octubre y se realizó con jurado popular, en una sala colmada que reflejó el alto impacto social del caso.
El tribunal estuvo compuesto por las juezas Edith Lezama y Eve Flores, y el juez Felix Martínez, quienes condujeron el proceso junto a ciudadanos comunes que conformaron el jurado popular.
Los acusados enfrentaron cargos por homicidio doblemente calificado por el vínculo y por codicia, un delito que contempla como única pena posible la prisión perpetua.
La fiscalía sostuvo que el crimen fue planificado y ejecutado con premeditación, con un claro móvil económico.
Alegatos
Luego de la participación de testigos, pruebas y elementos que las partes utilizaron, el miércoles 8 se dieron inicio a los alegatos.
El fiscal de Cámara Francisco Márquez abrió la jornada con un extenso alegato en el que solicitó prisión perpetua para ambos acusados.
Durante más de una hora, el fiscal detalló los elementos probatorios que, según la acusación, demostraban la planificación del crimen.
Márquez enfatizó que la muerte de Natalia Mariani no fue un hecho aislado ni una “despedida”, sino un crimen premeditado.
Citó testimonios de vecinos que contradijeron la versión de Gino sobre su ingreso a la casa de su madre, presentó mensajes en los que el joven escribió.
El mensaje decía: “No veo la hora de que te mueras para tomar las posesiones de las propiedades que me corresponden como hijo”, y recuperó relatos de violencia familiar anteriores, incluido un episodio en el que Gino habría agredido físicamente a Natalia.
Luego tomó la palabra el abogado querellante Antonio Alarcos, quien representa a Lucía Ferrari, hija de la víctima.
Alarcos respaldó la acusación y también solicitó prisión perpetua para los dos imputados, remarcando los aspectos más contundentes del caso.
Las defensas presentaron estrategias opuestas. La defensora pública Ivana Castoldi, representante legal de Gino Ferrari, pidió una condena de 18 años de prisión por homicidio calificado.
Reconoció la participación de su defendido pero solicitando una calificación menor del delito.
Por su parte, el abogado Joaquín González, defensor de Hernán Ferrari, pidió la absolución de su cliente, argumentando la falta de pruebas que lo vincularan directamente con el crimen.
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