Hace 29 años los carnavales comenzaron a ser una tradición en Villa Nueva, el evento que cada verano es el protagonista en la ciudad. La misma cantidad de años es la que María Albertengo trabaja en el diseño y confección de los trajes que luego los integrantes de comparsas y batucadas de barrio Los Olmos.
María, de 68 años de edad, cuenta que comenzó a trabajar para barrio Los Olmos de la mano de Héctor Tulián y que aquello que destaca es que a partir de esto hay muchos chicos que se abocan a la preparación de la participación en los Carnavales dejando de lado “la calle, la droga e incluso muchos chicos que padecían enfermedades se han mejorado porque tienen una motivación”.
En casi treinta años, muchos fueron los cambios en los Carnavales de Villa Nueva: la clásica vuetla alrededor de la Plaza Capitán de los Andes fue reemplazada por una especie de corsódromo armado a lo largo de varias cuadras de Avenida Carranza. El papel picado dejó lugar a la “espuma loca” y la música de moda –generalmente, con ritmo brasilero o de cumbia- tuvo que decir adiós para que llegaran las batucadas conformadas por chicos de cada barrio.
– ¿Qué cambios son los más significativos en la confección de trajes?
-Cuando comenzamos, el material más frecuente para armarlos era el papel. Hoy el armado es más complejo, con diferentes telas y piedras. Además hacemos cursos y capacitaciones, sobre todo en lo que se refiere a técnicas de bordado.
– Cada año la temática de la comparsa es diferente, ¿qué pasa con los trajes una vez finalizados los Carnavales?
-No se recicla nada. Para cada edición se compra y se hace todo nuevo. Los trajes durante los días de Carnavales y las presentaciones se van deteriorando. Este año el barrio Los Olmos tendrá como temática la vestimenta de los arlequines.
– Además de hacerlos, se encargan de diseñarlos…
-Sí, claro. Una vez definido el tema para la edición, buscamos modelos, pensamos, los diseñamos y unas semanas después empezamos a confeccionar. Hacemos desde los trajes más vistosos y con más accesorios hasta las mallas de las chiquititas que participan en comparsa.
– ¿Por qué cree que en esta edición participan sólo cuatro barrios? ¿Falta ayuda, colaboración?
– Creo que faltan ganas de trabajar. La preparación para cada carnaval nos lleva alrededor de ocho meses y después tenemos salidas para participar en carnavales y presentaciones en la región y otras provincias. Juntamos de a moneditas, muchas veces poniendo nuestras tarjetas de crédito o nuestra cara para pedir préstamos. Cualquier otro barrio podría hacer lo mismo.
– Después de ocho meses de trabajo, ¿cómo vive el momento en el cual la comparsa sale a bailar cada noche?
– Es un momento de muchos nervios. Hace años que trabajo en esto y cada edición tiene un tiempo de preparación pero al momento de salir la “piel de gallina” es inevitable.
Foto: Villa María Vivo