(*) Partido Obrero en el Frente de Izquierda – Villa Nueva
La semana pasada, el intendente de Villa Nueva, Cavagnero, y el intendente electo Graglia anunciaron la instalación de un destacamento de Gendarmería Nacional en la Ciudad de Villa Nueva. La medida forma parte de la supuesta “lucha contra la inseguridad”.
Al margen de las connotaciones electorales que pudo haber tenido el anuncio, lo cierto es que el incremento de la presencia y un mayor despliegue de efectivos del aparato represivo no es solución alguna para el problema de la inseguridad que padecemos los trabajadores. Al contrario, la militarización solo conduce a mayores niveles de inseguridad para la población trabajadora y la juventud.
El pequeño delito es consecuencia, no solo del estado generalizado de descomposición social al cual conduce el régimen económico y político imperante, sino, además, del gran delito organizado en el que el Estado, sus gobiernos y el aparato represivo son parte esencial. La trata de personas, el narcotráfico y el juego clandestino están en manos de comisarios, jueces, fiscales y altos funcionarios de gobierno. Baste citar casos de gran difusión mediática como el de la narcopolicía de De La Sota, la trata de personas a cargo de dependencias gubernamentales de la provincia de Río Negro o, recientemente, las revelaciones sobre la participación de funcionarios en el narcotráfico en la Provincia de Buenos Aires.
En un gran número de casos, el delito menor también es impulsado, organizado y dirigido porfuncionarios políticos, judiciales y policiales desde el mismo aparato de Estado: es el caso de los centenares de jóvenes que en este país son utilizados por comisarios y jueces como mano de obra para el delito. Recordemos el caso de Luciano Arruga, para citar solo uno, en el que la podredumbre del aparato estatal llevó a la muerte de un joven trabajador que se negó a delinquir para la policía.
Incrementar la presencia policial o, peor, instalar destacamentos de fuerzas represivas como la Gendarmería, bajo ningún punto de vista contribuye a terminar con la inseguridad de las familias trabajadoras. Solo es una herramienta útil para garantizar la impunidad del delito organizado por un lado y, por otro, incrementar la capacidad represiva de los gobiernos en el marco de la profundización de una gran crisis económica en el país, con miras a la cual la clase capitalista prepara las herramientas para intentar detener la intervención de las masas trabajadoras, que luchan contra el ajuste, con más represión.
Gendarmería es la misma fuerza represiva que protagoniza la represión contra la lucha de trabajadores que defienden sus derechos, como es el caso de los choferes de la Línea 60 que fueron salvajemente atacados en Panamericana por las tropas que están bajo el mando de Berni. Es la misa fuerza represiva que el gobierno nacional y el “socialismo” de Binner instalaron en Rosario para “combatir el narcotráfico” y que lo único que ha logrado en este tiempo es el aumento de muertes por causa de guerras de bandas, represión y persecución a la juventud.
La salida al problema de la inseguridad está en terminar con el delito organizado. Por eso, el Partido Obrero plantea: apertura de los libros de las comisarías, elección popular de jueces, fiscales y comisarios; anulación del Código de Faltas (que es una de las principales herramientas que garantizan impunidad al aparato represivo); derogación de la ley “antiterrorista” (que es una herramienta para la criminalización de la protesta social) y desmantelamiento del aparato represivo. A esto se suma nuestro planteo por la revocabilidad de todos los mandatos, como garantía para que los trabajadores apartemos de su cargo a todo funcionario de gobierno que esté implicado en delitos, con el consecuente procesamiento, juicio y castigo.
Decimos NO a la instalación de un destacamento de Gendarmería en Villa Nueva. La seguridad de los trabajadores no puede estar en manos del mismo aparato que organiza el crimen y garantiza impunidad.