Robos y violencias en escuelas de Villa María: quejas por falta de reacción de las autoridades

Un padre y una madre de estudiantes de distintos colegios de nivel medio de Villa María han expresado su preocupación y malestar ante las crecientes situaciones de violencia y robos dentro de las instituciones educativas. Estos dos testimonios, además de señalar la gravedad de los hechos, remarcan la supuesta inacción de las autoridades escolares y de grado superior frente a estos problemas.

No son los únicos casos a los que hemos tenido acceso de Villa María VIVO, ya que suelen llegar a nuestras vías de contacto numerosos testimonios en los que se relatan situaciones preocupantes.

Por lo que se advierte, no es una problemática de un colegio o de un sector de la ciudad en particular, sino que parece repetirse en varias de las instituciones educativas públicas de nivel medio.

El denominador común, corroborado por docentes de las instituciones, es que rige una aparente postura de no tomar medidas disciplinarias ante la evidencia de los malos comportamiento, permitiendo que los casos se repitan en perjuicio de quienes pretenden un ambiente acorde a una institución educativa.

Robos de celulares, útiles e indumentaria

La madre de un estudiante de un colegio técnico expresó su malestar por la falta de medidas de seguridad dentro del edificio escolar.

“Le sacaron el celular a mi hijo y lo tiraron al inodoro. Las cámaras que hay justo no apuntan donde deberían”, se quejó, asegurando que los robos de objetos personales son frecuentes.

“Entre ellos (estudiantes) se roban lápices, buzos, remeras del uniforme, carpetas, hojas, trabajos finales y muchas cosas más”, relató.

Además, señaló que la situación no se limita a los estudiantes: “Cualquiera entra a la institución sin las autoridades saberlo, gente que no es de la institución entró a robar mochilas”, asegura.

La madre indicó que, a pesar de haber informado a las autoridades escolares y haber llamado a la Policía cuando desapareció el teléfono celular de su hijo, la respuesta fue insuficiente.

“Del colegio sólo dicen que uno firma un acuerdo de que los objetos personales, la escuela no se hace cargo”, explicó.

A su frustración se suma el hecho de que, al intentar hablar con la vicedirectora, fue derivada a una preceptora: “Yo no ingresé, me mantuvieron fuera de la reunión con la Policía”, contó.

En medio de esa situación, contó la mujer, “apareció” el teléfono celular de su hijo, que había sido averiado hasta dejarlo inutilizable, y arrojado a uno de los inodoros del colegio.

Situaciones obscenas que se minimizan

En otro caso, un padre de dos estudiantes de otro colegio también manifestó su preocupación, no solo por los robos, sino por lo que considera hechos de extrema gravedad ocurridos dentro del aula.

“Hace un par de meses que están ahí, ya ocurrieron varios robos de bicicletas dentro del colegio”, relató, y agregó que el problema va más allá.

Según su testimonio, un grupo de estudiantes de primer año protagonizó un episodio grave en el aula, relacionado a actos obscenos con niños como protagonistas, pero asegura que “la directora optó por no actuar”.

“Lo que ha sucedido dentro de las aulas con unos chicos de primer año es tremendo. Pero no quieren sacarlo a la luz porque para ellos no es importante“, dijo el padre, quien considera que se están minimizando los hechos.

“El colegio suspendió a una chica por una falta menor, pero no han hecho nada con estos nenes. Es muy grave”, insistió.

Lo relatado por esta persona, de características irreproducibles en este medio, fue corroborado por el testimonio de una docente.

El padre aseguró que tanto otros padres como profesores están preocupados por la falta de acción, al tiempo que desde la dirección y autoridades superiores “optan por no tomar medidas”.

Ambos padres piden que las autoridades tomen cartas en el asunto y garanticen un entorno seguro para estudiantes, antes de que la situación se agrave aún más dentro de las instituciones educativas de Villa María.

Un problema generalizado

Las agresiones entre estudiantes, y también de estos hacia docentes, y a veces también por parte de padres y madres, no son algo aislado.

Hay docentes que decidieron tomar licencia, dejar horas o directamente renunciar frente a la violencia y la falta de respeto a las que suelen enfrentarse.

También hay estudiantes que dejan de asistir frente a reiteradas agresiones de parte de compañeros.

Los malos tratos, la presencia de bullying dentro de las escuelas, es un factor de deserción para quienes son víctimas directas o se ven afectados por el mal clima escolar.

En todos los casos que se mencionan se reitera el denominador de la no aplicación de sanciones y optar por la vía del diálogo en un intento correctivo que, en muchas situaciones, tiene como mucho un efecto a corto plazo.

Sin estigmatizar a ninguna institución en particular, lo que se trasluce de testimonios de varias instituciones públicas es un trasfondo de conductas complicado y que no se avizoran medidas que permitan solucionarlo.

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