Una vecina de barrio Medalla Milagrosa sufre cuando sus hijos le piden mudarse de la casa en la que viven, por las condiciones de malezas, basura e inseguridad de su entorno.
La mujer se queja por la altura que tienen los yuyos en los terrenos cercanos, la cantidad de residuos que otros vecinos arrojan en el lugar y la falta de iluminación pública.
Belén Arroyo contó que desde su bolsillo pagaron tiempo atrás para que limpiaran la zona, pero que al poco tiempo volvieron a ver cómo les dejaban cantidades de basura, más los yuyos que no paran de crecer.
El Medalla Milagrosa
El Medalla Milagrosa es un pequeño barrio de Villa Nueva situado al Oeste de la ciudad, en una zona al borde del mapa urbano.
Es una urbanización de unas pocas manzanas, vecino a un sector descampado en el que hay algunas explotaciones industriales y rurales.
Como pasa en muchas urbanizaciones situadas en los bordes de las ciudades, hay personas desaprensivas que aprovechan los descampados para tirar todo tipo de basura, perjudicando directamente a los vecinos que viven cerca.
Belén dijo ante Villa María VIVO que este fin de semana le entraron a robar a su casa, y que hace unos 15 días sufrió lo mismo otro vecino.
“No dormimos por el miedo”
“Esto no es de ahora. No hay alumbrado, los yuyos altos, la basura que tiran los vecinos, porque tampoco colaboran en que esté limpio. Podan árboles y los tiran para este lado. Ya no se qué más hacer para que me den una solución. No dormimos por el miedo”, relató la mujer, en una enumeración de situaciones desfavorables.
“Más allá de que roben, algo que nunca va dejar de pasar, el único alumbrado que hay es el que está alrededor de mi casa, porque los propios dueños no ponen”, agregó.
“Los yuyos me estén tapando el tejido que pusimos nosotros para más seguridad, pero así mismo entran”, relató.
Llegó a contar que un año pagaron $ 3.000 para que les limpiaran un poco los lotes situados atrás de su casa, “por la basura que tiran los vecinos, y asimismo está todo lleno de basura de nuevo”, lamentó.
“Y lo más triste de todo esto -dijo con pesar- es que mis hijos de entre 5 y 7años nos piden que por favor nos vayamos a vivir a otro lado porque tienen miedo”, concluyó.