Por Luis Tuninetti (*)
Para el ministro de Agua, Ambiente y Servicios Públicos de Córdoba, Fabián López, las inundaciones eran “inevitables”. Para el mencionado funcionario “la recurrencia y extraordinariedad de este fenómeno hizo que en 24 horas el embalse de Río Tercero recibiera el 80 % de todo el dique San Roque.
Eso se fue trasladando en cadena al dique Piedras Moras y con la regulación de las compuertas se logró mitigar el impacto aguas abajo”, según lo manifestado en un medio radial provincial.
Algunas preguntas que surgen son: ¿Estuvieron preparados los organismos del estado para esto? ¿Fue un fenómeno que no se podía prever? ¿Pasarán décadas para que exista posibilidad de volver a ocurrir?
Vamos por parte:
¿Estuvieron preparados los organismos del estado para esto?
La respuesta es simple: no. ¿Qué es lo básico en una situación de emergencia? La coordinación entre los distintos niveles del estado que nos ampara.
Las idas y vueltas sobre el nivel que tendría el Ctalamochita o la cantidad de agua que se estaba arrojando desde el Piedras Moras es una clara demostración.
En este sentido podrían barajarse varias opciones de la que no es objeto esta nota, pero el hecho de que el embalse de Río Tercero recibiera el 80 % de todo el dique San Roque y que se fuera trasladando en cadena al dique Piedras Moras y que este mediante la regulación de las compuertas derivara el agua es algo perfectamente cuantificable.
Sin embargo la información que se entregó en ese momento fue difusa y contradictoria.
¿Fue un fenómeno que no se podía prever?
No, de hecho que decenas de investigadores universitarios venían anunciando que existen alteraciones importantes en la cuenca, incluso desde la Universidad Nacional de Villa María.
En la cuenca alta del Ctalamochita existe una gran presión sobre el ecosistema, principalmente asociado a la deforestación y desarrollo de importantes proyectos inmobiliarios (casi siempre de lujo) con lo que se resta superficie de captación de agua, si hay menos superficie para “ahorrar” agua discurre libremente en las pendientes hacia los lagos.
La provincia viene sufriendo varios años de crisis hídrica (también asociado a estos dos fenómenos) pero ante un régimen de lluvia “extraordinario” los embalses se llenan más rápido de lo normal.
El “desarrollismo” no tiene piedad, se modifican cursos de agua, se construye en lugares prohibidos, se deforestan nuestros bosques nativos; todo se puede explotar cuando la ecuación económica cierra para unas pocas personas.
Pero la naturaleza tampoco perdona, si se emplean conceptos de desarrollo sustentable, esto podría haberse previsto, pero no, lo urgente y la ganancia es mejor.
¿Pasarán décadas para que exista posibilidad de volver a ocurrir?
El gobierno provincia dice que un evento de esta naturaleza podría volver a ocurrir dentro de varias décadas, entre 30 y 50 años.
Hay un pequeño detalle: el cambio climático ya nos afecta. No existe ningún programa público realmente en marcha que dependa de la provincia que aborde directamente la temática, las ONG como el Foro Ambiental Córdoba les lleva años de ventaja analizando y proponiendo métodos de mitigación que por supuesto son desoídos.
El pasado 31 de Marzo el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) dio a conocer su quinto informe, esto incluye conclusiones y modelos climatológicos para la zona y provincia, que es lo que advierten los científicos para nosotros: un aumento en el régimen de precipitaciones, mayor rigurosidad del clima, incremento de la amplitud térmica y tendencia a un corrimiento de clima templado a cálido.
Resumiendo: este tipo de evento puede llegar a resultar más común de lo que nos podamos desear por dos simples motivos: el cambio climático está sobre nosotros y porque estamos modificando nuestro entorno de manera que propicia este tipo de eventos.
Los gobiernos en todos sus estamentos deberían prestar atención a esta advertencia y desde lo local seguir presionando para la integración del comité de cuenca del río de manera urgente (cuestión que Eco Sitio viene pidiendo desde el año 2009) y que no quede solo en meros deseos, las consecuencias las pagan los vecinos.
(*) Presidente de Eco-Sitio, ONG ambientalista