La aparición de peces muertos en gran cantidad a lo largo de la cuenca del río Ctalamochita llevó a la fundación del mismo nombre a alertar sobre el peligro de consumir estos ejemplares.
Han detectado bacterias y hongos, principalmente en sábalos y dorados, al tiempo que constataron que hay personas que ofrecen para la venta esos pescados no aconsejados para el consumo humano.
La Fundación Río Ctalamochita alertó sobre esta situación, devenida de una mortandad importante de peces que se viene registrando desde el 1º de julio, cuando se detectaron los primeros casos de grupos de peces muertos a la altura de Bell Ville y Ballesteros. Luego la situación se fue dando aguas arriba, cubriendo toda la cuenta del ex río Tercero.
El secretario de la organización, Darío Dichiara, explicó ante la consulta de Villa María VIVO que la principal hipótesis sobre la causa de la muerte apunta a una combinación de bajas temperaturas ambientales y un reducido caudal del río, relacionado a la sequía de los últimos meses.
Se repite
Indicó también que es un fenómeno que se había dado en 2018, pero que este año se repitió en mayor medida.
A diferencia de aquel año, actualmente cuentan con equipos que permiten medir la temperatura del agua a lo largo de la cuenta. Esos indicadores muestran registros por debajo de los 10º, una marca poco amigable con las especies de dorados y sábalos, de origen paranaense, adaptadas a temperaturas más cálidas.
Dichiara contó que la parte central de la provincia de Córdoba se encuentra en el límite de distribución de esas especias, por lo que se ven exigidas por lo climático.
Venta peligrosa
Uno de los inconvenientes que se apreciaron es que la aparición de peces muertos en las orillas del río propicia que algunas personas los recolecten para el consumo propio o para la venta. La carga bactereológica que contendrían estos ejemplares sería de riesgo para la ingesta humana, dijo.
El secretario de la fundación apuntó que vieron en redes sociales publicaciones de personas que venden estos peces y llamó la atención sobre esta situación.
Si bien consideró que resta la realización de más análisis para tener un detalle acabado de la causa del problema, los indicios con los que cuentan hasta ahora son considerados suficientes como para alertar de lo que está ocurriendo.
Falta caudal
Otro aspecto sobre el que hizo un señalamiento fue el bajo caudal del río. En ese sentido opinó que debería fijarse un mínimo nivel de “caudal ecológico” que permita, por un lado, diluir mejor los líquidos cloacales y de otros orígenes que son vertidos al río.
Pero también generar un ambiente más propicio para esas especies, ya que al tener mayor caudal, el agua amortigua mejor el impacto del frío de la superficie. Para lograr esto debería poder liberarse mayor cantidad de agua desde el dique Piedras Moras para subir el nivel de un río que actualmente se sitúa alrededor de los 5 metros cúbico por segundo (5m3/s).
Mientras esta situación se mantenga, y no lleguen las temperaturas y lluvias de primavera, es probable que sigan muriendo peces, y queden los ejemplares al alcance de personas que crean que pueden ser consumidos. La recomendación de la fundación es no hacerlo, para evitar posibles intoxicaciones por causa de las bacterias y hongos que vienen detectando en esos ejemplares de sábalos y dorados.