[OPINIÓN] El alto grado de incumplimiento de la cuota que en promedio ronda los 2.000 pesos que por mes deberían pagar los adjudicatarios de viviendas del barrio Evita genera enojo e indignación.
El diario Puntal Villa María reveló que solamente 3 de los 203 beneficiarios de ese plan de viviendas están al día con las cuotas.
Fue un plan, denominado al comienzo 250 Viviendas, que sufrió las demoras de manejos administrativos poco eficientes de los recursos nacionales. Los reclamos de los vecinos fueron acompañados desde quienes integramos distintos medios de comunicación. Una larga lucha por lograr que avance la construcción de esas viviendas, en un plan que todavía espera llegar a su finalización.
Algunas viviendas sufrieron percances. La demora en entregarlas les generó problemas a los adjudicados que debían pagar un alquiler y se les vencían los contratos.
Un largo penar para llegar a la casa propia, que ahora muchos tienen y habitan.
El precio económico que deben asumir mensualmente es como mínimo un tercio de lo que se pagaría por el alquiler de una casa similar en cualquier barrio de Villa María. Y mucho menos también de lo que sería una cuota de un crédito hipotecario.
Eso es posible gracias a que el Estado, todos los argentinos, intervino con sus recursos para facilitar el acceso a la vivienda a esas familias. Lo que deben pagar mensualmente no es para beneficio de los funcionarios que implementaron el plan. Es la devolución al aporte hecho desde las arcas públicas nacionales para que puedan tener su techo.
Lo mínimo que se pide, para no perder la legitimidad del reclamo antes las demoras y problemas con la construcción, es que puedan cumplir con esa cuota de 2.000 pesos en promedio.
Si fuera un banco el acreedor, es muy probable que estaríamos contando historias de desalojos por falta de pago. Pero somos todos los argentinos los que esperamos la devolución de ese dinero. Es la contraprestación al esfuerzo de todos para que otros puedan tener un techo digno. Hay que ser digno de ese techo.
Andrés Ferreras.