Los niños no son los mismos de antes…”. “Están todo el tiempo con ese aparato…” “Son adictos al celular y la play”. Éstas son algunas de las expresiones que cotidianamente usan los adultos y que describen de manera superficial el permanente contacto de los más pequeños con la tecnología.
En la víspera del festejo del Día del Niño, VILLA MARÍA VIVO entrevistó a la psicóloga Nadia Quevedo, integrante del servicio de salud mental del Hospital Pasteur, para indagar sobre las consecuencias del contacto con la tecnología y su mirada sobre la infancia actual.
El primer elemento que aborda para graficar esta etapa es el factor social. “Hay actualmente una premisa que reza que hay una niñez que se va acortando, una adolescencia que se prolonga y una adultez que tarda en aparecer. Esto impacta claramente en la sociedad que a su vez va condicionando y delimitando esas etapas”.
Para la profesional es también el contexto social el que va marcando los tiempos de juego para grandes y chicos.
“Actualmente los tiempos para jugar y los que rigen la presencia de los padres en casa, han disminuido. Ese es otro factor fundamental que impacta directamente en las formas de juego que el niño va adoptando. Está claro que este contexto y el avance y la accesibilidad a la tecnología han ido desplazando a los juegos tradicionales, en donde aparecían situaciones problemáticas y traumáticas que debían resolver y que ahora ya parecen estar resueltas o ni siquiera aparecen”, explicó.
Ante la comparación de épocas anteriores donde los adultos también permanecían mucho tiempo fuera de sus hogares, Quevedo parece tomar el dicho popular de que “todo tiempo pasado fue mejor”.
“Es verdad que nuestros padres trabajaban mucho antiguamente, pero también es cierto que en esos tiempos los chicos pasaban más tiempo en la calle, en el barrio, socializando con pares jugando con lo que el exterior te proveía. Hoy la inseguridad y otros factores han modificado sustancialmente el escenario haciendo que sea más seguro que esté en casa y allí es donde se apela a la cuestión tecnológica”.
“Ponerse en contra de las tecnologías es imposible”
Sin embargo la psicóloga del Pasteur, afirma que “ponerse en contra de las tecnologías es imposible e incorrecto, aunque no es saludable que estén todo el día frente a estos aparatos. Está comprobado que este exceso dificulta a futuro la capacidad para poder pensar, para simbolizar y, en definitiva, para la producción lógicamente en el razonamiento que puede impactar directamente en su ámbito educativo.
Quevedo, no duda en afirmar que es real la sobre estimulación de los más pequeños y que ésta no favorece el desarrollo de una infancia óptima. “Hay una pérdida de la construcción, del simbolismo. Al niño lo tecnológico le entra por lo visual. Es todo más fácil de resolver que si estuviera frente a un entretenimiento tradicional o tuviera que “ponerle el cuerpo”, creando una dependencia que después es muy difícil de revertir”. Además precisó que “se ven cada vez más estas estos problemas en el consultorio”.
En este sentido explica que “está claro que los seres humanos nos movemos por el deseo de alcanzar algo. Sin embargo no está bueno satisfacer todo el tiempo los deseos de un niño. Es allí donde empiezan los caprichos, los berrinches; cuando no aceptan el “no” a algo, rompiendo los límites que resultan fundamentales para esa edad”.
Sobre si es posible revertir este panorama social y cultural al que asistimos, Quevedo reconoce que El cambio es difícil”. Por eso hace un llamado a reflexionar y a entender que ese cambio nos compromete a todos. “Es la sociedad la que debe revalorizar la infancia y los tiempos de esta etapa y como padres brindarles un pequeño tiempo que sea válido. Un momento en el cual el niño se dé cuenta que el “otro” está allí acompañándolo. Sabemos que la cuestión comercial y la vorágine que rige actualmente nos lleva a elegir lo tecnológico, pero también es verdad que una buena excusa para compartir más tiempo con ellos y en familia es el retorno a los juegos tradicionales”.