El mejor espectáculo que no todos pudieron ver

La iluminación, el vestuario, la música en vivo, la escenografía, los elencos. Todo muy bueno y de gran calidad. Y muy importante: hecho en casa.

Así fue la presentación de Circo Criollo en el salón Bomarraca el sábado por la tarde, en el marco de los festejos por el Bicentenario de la Independencia de la Patria.

Payasos, malabares, acrobacia y baile fueron parte de un espectáculos que tuvo entretenimiento y también fue una oportunidad para rescatar una parte de la historia cultural argentina.

circo criollo (2)

La mayoría fueron artistas locales, lo que también agrega valor a la propuesta.

Pero hubo un detalle que perjudicó la posibilidad de que las cientos de personas que asistieron pudieran verlo y disfrutarlo a plenitud: No se contó con un escenario en altura, y gran parte del público se perdió varios detalles de los números.

Muchas sillas quedaron vacías porque resultaba inútil sentarse. Los que estaban cerca de las primeras ubicaciones ya debían pararse para tratar de ver algo, con lo que animaban aún más las posibilidades de los que estaban más atrás.

En los números de altura, como los de trapecio, se pudo ver algo más. Pero de lo que ocurría en el piso, poco y nada para los que no estaban en las primeras filas.

La puesta en general impactó para bien. Cómo se había ambientado el salón para que se asemejara a una carpa de circo criollo, a lo que la iluminación contribuyó de modo positivo.

Otro punto muy a favor: la orquesta en vivo, que musicalizó cada pasaje. Sonó muy bien, y elevó el nivel del espectáculo.

El sonido tuvo algunos altibajos, aunque en general se escuchó bien en un ámbito de acústica difícil.

El show fue conducido por Miguel Borsatto, quien en un cálculo generoso dijo que había unas 3.000 personas. La entrada fue gratuita.

juan  moreira circo criollo

En la segunda parte, luego del intermedio, sobrevino el relato gauchesco de Juan Moreira, con danza y música folklórica, también en vivo.

En la presentación, una voz en off advertía que el espectáculo podía despertar algunas susceptibilidades, por su contenido de humor político.

Fotos: Facebook Martin Gill

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