El juicio por el homicidio de José Enrique “Quique” Espósito (52), asesinado de dos tiros en la cabeza en su casa de barrio Costa de Oro de Villa Nueva, estuvo repleto de datos al menos curiosos en cuando a lo que declararon los dos acusados del crimen: la viuda, Nora Lilian Abelleira (57), acusada de idear todo para quedarse con dinero, y el parapsicólogo José Deheza (50), supuesto sicario que ejecutó a la víctima en su casa.
Tanto uno como otro negaron tener relación con el crimen y dieron detalles de lo que supuestamente hicieron esa noche del 17 de junio de 2011.
Acusación y testigos
Las acusaciones más graves son de homicidio doblemente calificado. Por el vínculo y promesa de pago en el caso de la mujer, por uso de arma de fuego y promesa de remuneración en el caso del hombre. También se los acusa de amenazas, hurto y otros delitos. En caso se ser hallados culpables, les espera prisión perpetua.
Luego de la declaración de los imputados, están previstos 75 testigos, que podrían ampliarse a 100 por pedido de la defensa de la mujer. Estiman que el juicio con jurado popular podría extenderse varias semanas y que puede deparar algunas sorpresas más.
El parapsicólogo
José Deheza dijo que esa noche estuvo comiendo un asado con otras personas, de las que dio nombres, que se acuerda que llovía y que lo tuvieron que llevar al Hospital Pasteur para que le pusiera una inyección porque sufre del asma.
Sostuvo en su versión que a la viuda la conoció después del asesinato, a través de su madre, también de ocupación “manosanta”, porque le hacían “trabajos” para aliviarla del cáncer que sufre, y que le habían prometido ayudarle a encontrar al asesino es Espósito.
Este hombre tuvo una condena por homicidio y otra por moneda falsificada. Negó, casi entre lágrimas, haber matado al empresario, a quien conocía porque su madre, Marita, le hacía amuletos, curaciones y predicciones con cartas.
La viuda
La víctima y la imputada no estaban casados, pero compartían todo en su vida, según dijo ella. Se habían conocido en una reunión social. Ella tiene dos hijas de un matrimonio anterior y es oriunda de Villa Mercedes, San Luis. Por lo que dijo, tenía total injerencia en los negocios de su pareja.
La mujer está en la cárcel de Villa María, luego de pasar un tiempo en Bower. Padece cáncer y otras enfermedades, pero dice que está siendo tratada. En su momento, Deheza y su madre le preparaban ungüentos con agua bendita y aloe vera para “aliviarle” su padecer, y dijo que también le “pasaron una colonia y unos yuyos”.
Dijo que quiere estar presente en todas las audiencias y contar todo.
Los millones
Nora Abelleira y Enrique Espósito eran “socios de la vida”, dijo ella. Como concubinos compartían negocios y, según sostuvo: “La rica era yo, no Quique”, porque numerosas propiedades estaban a su nombre. Se habla de millones de dólares en capital. Por eso negó que tuviera un interés económico para pensar en matarlo.
Días antes del crimen, Espósito había cobrado cheques y dinero en efectivo por la venta de un campo en Arroyo Algodón.
Los tres hermanos de la víctima se constituyeron en querellantes y, según la mujer, eran “una máquina de pedir plata” y “siempre les interesó el dinero, nunca encontrar al asesino”.
Las sospechas
Los dos imputados se dijeron inocentes y cuestionaron la investigación que los llevó al banquillo.
Abellairas, además, lanzó sospechas sobre policías, abogados y fiscales.
Relató que cuando volvió a su casa, ya de madrugada, y encontró a su pareja ensangrentado junto a la cama, a los pocos minutos que llamó a un servicio de emergencia, la casa ya estaba “minada” de policías que hasta le tomaron el agua de la heladera y circularon por todos los espacios.
También señaló un episodio raro con una campera que fue usada como prueba.
Contó que una vez, volviendo a su casa, días después del crimen, encontró a una mujer policía vestida de civil caminando por los techos, pero que el primer fiscal del caso, Daniel Del Vö le restó importancia. A la policía la identificó como Andrea “la Mula” Miranda.
Agregó que su abogado de entonces, Juan Rusconi, le dijo que “mientras la causa la tuviera Daniel (por Del Vö), nadie me iba a tocar ni me iba a pasar nada”.
También que Rusconi le aconsejó no mencionar la existencia de dinero en la casa, y que luego le cambió cheques y le sugirió que comparara unos departamentos con lo que había cobrado Espósito del campo. Esas propiedades se inscribieron a nombre de la viuda.
La mujer dijo que tres investigaciones paralelas direccionaban las sospechas hacia una misma persona como autora del crimen, pero cuando Del Vö se apartó y tomó la causa su colega Gustavo Atienza, todo se direccionó rápidamente hacia la viuda y el parapsicólogo, a los que detuvo en diciembre de 2011.
Fotos: Villa María Vivo.