Cuando Simón veía pasar a su papá para el baño, corría lo más rápido que podía para seguirlo. Mientras las manos fuertes de su padre, trabajador de campo, llenaban de jabón su barba y agarraban la máquina de afeitar, Simón sabía que era momento de jugar.
Se paraba al lado, los dos frente al espejo, lo miraba y repetía los movimientos. A Simón le encantaba jugar a afeitarse.
A los 8, en una escuela rural de Ucacha, le dijo a su maestra que se sentía varón. Su maestra se lo dijo a su mamá, a su papá y a su hermano. Él se siente dueño de su cuerpo y de sus decisiones desde el día en que nació.
Para Simón Guepart la adolescencia en Ucacha fue un poco más dura: “lo reprimí por miedo al que dirán o a lo que pudiera surgir como agresión”, cuenta a Villa María VIVO. El secundario lo transcurrió entre idas y vueltas porque atendía su propia panadería en el pueblo.
“Una importante decisión”
A los 17 años, tomo lo que considera “una importante decisión”. Se vino a vivir a Villa María para terminar el secundario y empezó a jugar al rugby. “Todo esto me sirvió para terminar de entender quién era y aceptar lo que yo sentía, soy un varón trans”, dice.
Ahora sólo tiene 23 años, pero parece que ha vivido mil vidas. Es coordinador del grupo organizado de varones trans y referente en Villa María de la asociación de Travestis Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA).
Desde que llegó a la ciudad, comenzó a asistir al consultorio inclusivo. “Allí conocí historias similares a la mía, eso me ayudó un montón”, relata Simón. Hace dos años y cinco meses inició el tratamiento hormonal, se realizó una mastectomía e hizo la rectificación del DNI.
“A mi mamá y a mi hermano les costó mucho el cambio de nombre, pero lograron adaptarse. Con mi papá fue con quien menos problemas tuve para que se adapte al cambio de nombre, tengo muy buena relación”, cuenta.
El deporte, su pasión
Simón es aficionado al deporte. Cuando terminó el secundario, empezó a estudiar en el Instituto del Rosario el Profesorado de Educación Física y ya está en el cuarto año. Además, está haciendo un curso de arbitraje de rugby.
Cuando ingrese “yo no tenía el trámite de rectificación de partida de nacimiento por lo que asistía como alumna en femenino. En segundo año hice la rectificación y decido informarlo en el colegio”, explica.
Revisó la Ley de Identidad de Género, anotó los artículos que amparan su decisión y escribió una carta dirigida a la institución. “Ahí manifesté mis deseos de ser tratado y participar de manera masculina”, dice. La institución receptó su pedido y habló con el cuerpo docente.
Simón sabe que su realidad no es la de todos los varones trans y que la información es lo más importante, por eso es activista por sus derechos en Villa María.