- Vecinos de barrio Ramón Carrillo volvieron a manifestar preocupación por una nueva fumigación en un predio colindante a la zona urbana.
- A pesar de las explicaciones oficiales sobre el cumplimiento de normativas, reiteraron sus quejas por las aplicaciones nocturnas.
Vecinos del barrio Ramón Carrillo y áreas circundantes, como La Calera, en Villa María, expresaron nuevamente su malestar ante una fumigación realizada en la noche del jueves en un predio agrícola de unas 200 hectáreas cercano a sus viviendas. Esta es la segunda aplicación en pocos días que genera inquietud en la comunidad.
El reclamo surge tras reportes de los residentes, quienes aseguraron esa vez haber experimentado molestias como irritación en ojos, garganta y nariz, e incluso necesidad de cerrar ventanas y utilizar barbijos para mitigar los efectos de las sustancias aplicadas.
Los testimonios señalan que esta problemática afecta principalmente a quienes viven cerca del predio, incluyendo áreas próximas al Hospital Pasteur.
Respuesta oficial y supervisión
Desde el Gobierno de Córdoba se emitieron declaraciones en las que se aseguró que las aplicaciones respetaron todas las normativas vigentes.
Según indicaron, se utilizaron productos clasificados como “banda verde”, considerados menos nocivos, y se llevaron a cabo controles para garantizar que las condiciones climáticas, como la dirección y la intensidad del viento, no provocaran dispersión hacia las viviendas.
Además, las autoridades afirmaron que el proceso estuvo supervisado por funcionarios municipales y provinciales relacionados con temas ambientales.
No obstante, estas explicaciones no han logrado calmar las preocupaciones de los vecinos, quienes consideran que estas prácticas no deberían realizarse cerca de zonas urbanas.
La posición de los vecinos
Ante la nueva fumigación, los residentes del barrio Ramón Carrillo reiteraron su rechazo a estas actividades.
Destacan que, aunque se cumplan normativas, el simple hecho de realizar aplicaciones de agroquímicos en áreas cercanas a viviendas supone riesgos potenciales para la salud y el ambiente.
Este conflicto pone de manifiesto la tensión entre las prácticas agrícolas y la convivencia urbana, un desafío recurrente en ciudades rodeadas de actividades rurales intensivas.
Los vecinos han solicitado a las autoridades municipales y provinciales evaluar alternativas que prioricen el bienestar de las comunidades afectadas.