El fallecimiento de un hombre en una celda de la Policía de Villa María resultó “sugestivo” para el abogado que lo venía acompañando en reclamo de la muerte de su hijo, ocurrida un año atrás en circunstancias que todavía no fueron aclaradas, y cuando era trasladado desde la comisaría local al complejo Esperanza de Córdoba capital.
El fallecimiento de Carlos Solá, de 57 años de edad, se produjo un año después del de su hijo, Joel Solá (16 años), quien el 12 de noviembre de 2014 fue demorado por tentativa de hurto en Villa María. Se había ordenado el traslado del joven al complejo Esperanza, en la ciudad de Córdoba, pero en el trayecto fue derivado a un centro hospitalario debido a que se encontraba en grave estado de salud. A las pocas horas falleció.
Tanto padre como hijo murieron en circunstancias confusas, estando bajo el cuidado de la Policía.
Muertes sin aclarar
Desde organizaciones políticas y sociales, junto a familiares, sostienen que Joel fue golpeado por policías antes de su muerte. Sobre la muerte de su padre no hubo información oficial. Sus familiares suponían que habría usado una prenda de vestir como elemento para ponerle fin a su vida.
El caso de Joel está en la fiscalía de distrito 3 turno 4 a cargo de Liliana Sánchez. Todavía no se conocen imputaciones y la causa está caratulada como muerte dudosa.
Según el abogado Daniel Volpe, quien acompañaba a Carlos Solá en la causa sobre la muerte de su hijo, la semana próxima tenían previsto viajar a Córdoba para declarar ante Sánchez. “Me dijo que había reunido el dinero para los pasajes y algunos elementos sobre la causa”, contó el abogado, por eso le resultó sorpresiva la situación que se dio dentro de la comisaría en la madrugada del lunes.
Ante la muerte de Solá padre, una hija del hombre probablemente se constituirá en querellante con el patrocinio de Volpe.
Antecedentes
De acuerdo a la información que tenían sus familiares, Carlos Solá fue trasladado a la Departamental San Martín la noche del domingo 29 de noviembre de 2015, en estado de ebriedad, y horas después, en la madrugada del lunes, fue hallado sin vida dentro del calabozo. Solá había atravesado varios procesos judiciales por distintos delitos, por lo que no era la primera vez que lo detenían.
El cuerpo fue entregado a los familiares este lunes por la tarde. El caso corresponde a la fiscalía de turno a cargo de Gustavo Atienza.
En junio de 2012, una mujer de nombre Soledad Fonseca, de 35 años, también fue hallada sin vida en una celda de la comisaría de Villa María.
Una historia de marginalidad
La muerte de Joel Solá, en noviembre de 2012, sacó a la luz una historia de marginalidad, alcoholismo, drogas y delitos, en un contexto familiar complejo.
Joel vivía con su padre en un edificio semi abandonado de avenida Hipólito Yrigoyen. Allí fue a buscarlo la Policía la noche que lo detuvieron por tentativa de hurto. Anteriormente había tenido otros problemas con la ley y su derivación al complejo Esperanza de Córdoba casi de inmediato respondía a que no era la primera vez que era judicializado, a pesar de su corta edad.
Su madre vivía en La Calera con otros hermanastros de Joel. La mujer también falleció este año. El padre de Joel dejó de vivir en ese lugar porque, según habría dicho, los otros hijos de la mujer le robaban su dinero.
Carlos Joel era también un hombre con adicciones al alcohol y drogas. No tenía ocupación y en Tribunales locales se llevaron adelante varios procesos judiciales en su contra por diversos delitos.
El caso de la muerte de Joel Solá fue tomado como reclamo por la Vapac (foto), la comisión que reclama contra los abusos policiales, y fue también uno de los puntos por los que se pidió en la última Marcha de la Gorra que se realizó el sábado 28 de noviembre en Villa María.
Fotos: VillaMaríaVivo.com
