La experiencia del vuelo Córdoba-Asunción a través de la aerolínea Paranair permite unir las dos ciudades de Argentina y Paraguay en poco tiempo, de manera cómoda, y muy ventajoso para pensar en negocios o en conexiones para el resto del mundo.
Un viaje hacia el calor paraguayo para recorrer Asunción, conocer la cultura del tereré y sus comidas típicas, saber más de la historia de este país, y asomarse a puntos de interés cercanos como Areguá, San Bernardino y el lago Ypacaraí.
Un grupo de periodistas de Córdoba tomamos el vuelo directo de Paranair hacia Asunción, en un viaje organizado en conjunto entre la línea aérea paraguaya, la Agencia Córdoba Turismo y la Secretaría Nacional de Turismo de Paraguay (Senatur).
Desde Villa María a Paraguay
Desde Villa María VIVO compartimos la experiencia de esta nueva alternativa de vuelos semanales.
Partimos en auto desde Villa María a las 7:30 del viernes 15 de marzo con rumbo al Aeropuerto Internacional de Córdoba Ambrosio Taravella.
La nueva línea directa entre la ciudad de Córdoba y la capital de Paraguay cuenta por ahora con una frecuencia de tres vuelos semanales: miércoles, viernes y domingos.
Al momento de la presentación de esta línea, Darío Capitani, presidente Agencia Córdoba Turismo, destacó:
“Volvemos a tender puentes y conectividad con la región y el resto del mundo. Esta ruta representa una enorme oportunidad y es el reflejo del trabajo coordinado entre lo público y lo privado. Esto traerá turismo, inversiones, generará nuevas fuentes laborales y también nos permite impulsar esa inmensa malla de distribución -hacia distintos puntos del mundo- que es el hub Córdoba, una cuestión prioritaria para nuestra gestión y la del gobierno provincial”.
Embarque e intercambio
A las 10:00 pasamos por la puerta de embarque 1, y bajamos a la altura de la pista, para tomar el micro que nos llevaría a los pies del avión.
Todo el trámite de embarque fue muy simple, como si fuera un vuelo nacional, aunque con el correspondiente paso por migraciones.
Esta misma aeronave trajo en un vuelo que arribaba a las 10:40 a un grupo de periodistas paraguayos que recorrería los principales íconos de la ciudad de Córdoba, además de Villa Carlos Paz y Mina Clavero.
Nosotros replicaríamos la experiencia en la calurosa capital paraguaya.
En avión desde Córdoba hacia Asunción
La aeronave que hace el vuelo Córdoba-Asunción tiene una capacidad de 50 asientos.
Tomamos el vuelo ZP 0838 de las 11:25 horas a bordo de un avión Bombardier CRJ 200.
Es una aeronave de fabricación canadiense. Su velocidad de crucero es de 786 kilómetros por hora, y su velocidad máxima 860 kilómetros por hora.
En cabina se puede transportar equipaje de hasta 5 kilos y en la bodega se puede despachar hasta 23 kilos sin costo adicional.
En los respaldares de las butacas encontramos la edición N° 1 del Paranair’s Magazine que lleva en su tapa el anuncio de la nueva ruta Asunción-Córdoba iniciada el 6 de marzo.
El despegue fue a las 11:30, con una mañana que en la superficie de la pista se presentaba con cielo cubierto y llovizna tenue.
Un despegue correcto nos elevó por encima de las nubes que cubrían Córdoba para tomar rumbo norte hacia Paraguay.
Una vez en pleno vuelo, leemos la editorial de Paranair’s Magazine de febrero, en la que el gerente general de Paranair, Jaime Cassola, escribe sobre las expectativas de crecimiento de la aerolínea en la región.
La perspectiva es aumentar la cantidad de pasajeros transportados con respecto a 2023.
En ese sentido, la empresa espera que la sumatoria de Córdoba como segundo destino en Argentina (el otro es Buenos Aires) sirva para incrementar el interés por viajes de placer y negocios.
En la cena que compartiríamos esa noche con Cassola, el funcionario de la empresa adelantaría que entre mayo y junio esperan subir a una frecuencia diaria a Córdoba.
Paranair vuela también a Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), Montevideo (Uruguay) y Ciudad del Este (Paraguay) en forma regular.
En temporada de verano agrega vuelos a Punta del Este, Florianópolis y Río de Janeiro.
Chipá purú y alfajor de guayaba
A la media hora de vuelo nos sirvieron un mini desayuno. Se puede optar por café, jugo o agua.
La bebida viene acompañada de una bolsita de chipa pirú marca La Linda. Son mini galletitas saladas en formas de aros, hechas de almidón de mandioca como ingrediente principal.
Se suma un alfajor marca Frolita, relleno de dulce de guayaba y bañado en chocolate blanco. Muy buenas las dos propuestas.
A las 12:38 se inició el descenso hacia el aeropuerto de Asunción. El piloto anunció que en la capital paraguaya nos esperaba una temperatura de 41°.
Desde Córdoba habíamos partido con una temperatura unos 20 grados menos.
El descenso fue un poco movido, entre nubes blancas y grises.
Lo primero en divisarse es el ancho río Paraguay y luego la enorme extensión de Asunción, una ciudad de techos rojos de tejas coloniales, grandes árboles, muchos espacios verdes y un tránsito intenso, se ve al sobrevolarlo.
Luego nos contarían que es la capital más verde de Sudamérica, con 27 metros cuadrados de espacios naturales por habitante.
En el acercarnos a la pista, a la izquierda, queda la zona comercial principal y altas torres de departamentos.
A las 12:50 aterrizamos en el aeropuerto. Un vuelo corto, tranquilo, cómodo, en un avión que permite un trayecto sin sobresalto, rápido y relajado.
El recibimiento en el Aeropuerto de Asunción
Al bajar del avión de inmediato se sintió la alta temperatura y la humedad en la pista.
Pero cambió totalmente cuando ingresamos al edificio del aeropuerto, donde nos esperaba una sorpresa con un grupo de danza y música típica, en la que pudimos ver bailes en grupos y por parejas.
Bailaron polcas paraguayas, como La Galopera, y el cierre fue con la Danza de las Botellas, en la que mujeres empezaron a acumular botella sobre sus cabezas, llegando a un máximo de cuatro, casi tocando el techo.
Sirvieron chipá pirú y cocido (mate cocido con leche).
Patricia Gómez explicó que se hace para delegaciones o en temporada turística alta.
El turismo en Asunción
Dentro del aeropuerto hay una oficina de información turística.
Al momento de nuestra llegada se contabilizaban 168.940 turistas desde el inicio del año.
El principal motivo es el turismo corporativo, de reuniones y convenciones, que ya cuenta con reservas hasta 2027.
Hay más 5.000 plazas hoteleras Asunción, una ciudad que cuenta con unos 600.000 habitantes permanentes.
La cifra se duplica durante el día con quienes viven en el Gran Asunción e ingresan a trabajar en oficinas de empresas y dependencias públicas.
Uno de quienes nos recibe es Hugo Barrios, nacido en barrio Talleres de Córdoba, y que vive en Paraguay desde hace 31 años. Es fotógrafo de la Senatur.
Al calor se lo aguanta con tereré
Saliendo del aeropuerto nos esperaba el transporte, con botellas de agua fresca para cada uno.
Tomamos rumbo hacia la Costanera para la primera parada: Tereré literario.
Tomamos tereré de hierbas recién maceradas, como cedrón, menta y burro. Agua con hielo completan la preparación que se sirve en mates alargados como vasos.
Probamos sopa paraguaya, empanadas paraguayas y mandioca. Un menú con la base de lo típico de Paraguay, que se repetiría a lo largo de todo el viaje.
En este puesto, Víctor Chamorro explicó todo lo referente a datos históricos y culturales que rodean esa tradición.
El tereré es una bebida que para ellos es considerada necesaria para soportar las altas temperaturas que se viven en Asunción en verano.
En cada casa a la visita se la recibe con un tereré, explicó Víctor.
“Puede no haber nada en la casa, pero un tereré siempre habrá”, resumió.
Tereré, patrimonio intangible por la Unesco
El proceso, el consumo de hierbas medicinales, todo lo que rodea al tereré, fue declarado Patrimonio Intangible de la Unesco.
“El tereré es paraguayo”, reafirma uno de nuestros interlocutores, quien lleva una remera con la inscripción “Poha Ñana”, que es “hierbas medicinales” en lengua guaraní.
Mientras comentan sobre los diferentes usos y aplicaciones de las distintas combinaciones de las hierbas locales, nos vamos sumergiendo en la historia de Paraguay.
Víctor contó cómo fue la fundación de Asunción, en ese mismo lugar el que estábamos parando, con la llegada de españoles y el recibimiento de nativos, mucho menos belicosos que otros pueblos aguas abajo del hoy llamado río Paraguay.
La ciudad capital fue fundada el 15 de agosto de 1537 como Nuestra Señora de la Asunción.
El Palacio de López
Al frente de esa zona de la Costanera, y con vista a la mansa bahía que forma el río en ese punto, está la sede de Gobierno.
El hoy llamado Palacio de López fue construido por el entonces presidente Francisco Solano López como residencia personal.
Se inició en 1853 y siguió su construcción hasta 1865, año en el que se detuvo por la guerra de la Triple Alianza. Se retomaría años más tarde.
La casa más antigua del Paraguay
Frente al Palacio de López está la Manzana de la Ribera es un grupo de 9 casas que forman el casco más antiguo de viviendas y que hoy son museos históricos, de atractivos culturales, y que también funciona como paseo gastronómico.
Desde dos terrazas puede verse el patio trasero del Palacio de López.
En el año 1743 se construyó la que hoy es la casa más antigua de Paraguay. Su techo es de tacuarilla, adobe y paja, sostenidos por troncos de pindó. Esto asegura una estadía fresca en su interior. Las paredes son de adobe, sostenidas por paja y tacuarilla.
La vivienda perteneció a la familia Viola.
En esa época, las casas se hacían siguiendo las marcas de las caídas de agua de lluvia hacia el río. Por eso el desarrollo urbano irregular de la ciudad, que luego se fue corrigiendo.
Hotel Splendor
En una tarde agobiante hacía falta un buen aire acondicionado, que encontramos al ingresar al Hotel Splendor, donde nos alojamos.
Un lobby luminoso y con café expreso gratis para huéspedes. Es autoservicio y funciona con una ficha que amablemente te proporciona en recepción.
Las habitaciones dobles son amplias y las camas muy cómodas.
En el piso 15 está la pileta con una vista de toda la ciudad a su ancho y una barra para degustar tragos mientras se disfruta del agua, muy necesaria cuando anochece y todavía la temperatura ronda los 40°.
Cena con autoridades
En el mismo sector del hotel está el restaurante Takuare’e (significa “caña de azúcar” en guaraní), en el que tuvimos la cena de bienvenida, con la presencia del gerente de Paranair, Jaime Cassola, y la directora de Relaciones Internacionales de la Senatur, Auda Roig.
El menú de esa noche comenzó con una entrada de tabla de fiambres, quesos y untables.
Luego llegó el plato de fondo, con parrilla con cortes de carnes, menudencias, verduras asadas, sopa paraguaya, chipa guazú, mbeju, pan de ajo y mandioca, acompañado por papas fritas, papas plomo y ensalada mixta.
De postre, flan, mamón con queso y arroz con leche.
Segundo día en Paraguay: Areguá y San Bernardino
Amanecimos el sábado con una sensación térmica de 32° a las 7:30 horas. En algunos momentos se cortó la electricidad y enseguida se sintió la falta de aire acondicionado.
En el diario La Nación, uno de los más leídos de Paraguay y el único que tiene presencia en el hotel, se publica una nota de entidades empresarias quejándose por los cortes permanentes e imprevistos.
Bajamos a desayunar a la planta baja del hotel, para disfrutar de una propuesta tan variada como completa. Excelente desayuno.
A las 9:00 partimos hacia la localidad de Areguá, a unos 30 kilómetros de Asunción. En el camino paramos a comprar hielo para mantener frescas las aguas.
A medida que nos vamos alejando de Asunción, la tierra comienza a aparecer en toda su intensidad rojiza.
La ruta atraviesa casas, industrias y principalmente comercios en los que se vende de todo en la vía pública. Neumáticos, extintores y accesorios para vehículos se llevan la mayor atención.
Hay que tener paciencia con el tránsito. Las calles de Asunción y algunos tramos de los alrededores sufren de embotellamientos.
Ya en Areguá visitamos primero la iglesia de la virgen de la Candelaria. Llegamos justo cuando había un casamiento, lo que nos permite ingresar y recorrer el templo por dentro.
Luego tomamos una foto grupal en el típico cartel con el nombre de la localidad, llamada también “La ciudad creativa”, por sus artesanías.
Empezamos a descender la avenida que va hacia el lago, y que tiene en la primera cuadra una serie de casas y palacetes muy antiguos y que son parte del patrimonio histórico de Paraguay, habitados por familias tradicionales como casa de fin de semana o de vacaciones.
En algunos casos hoy esas viviendas están cerradas, otras han sido convertidas en oficinas públicas o también restaurantes.
La avenida, con una vegetación muy prominente, la caminamos por un cantero central rodeado de árboles.
Se cruza en un tramo con una ruta transitada, en la que están ubicados los puestos de venta de cerámica, artesanías y otros elementos de decoración.
Esos puestos están abiertas todo el año y pertenece a artesanos locales que en los alrededores tienen sus talleres de fabricación y elaboración de cerámica, tejidos y otras manualidades en la que participa toda la familia como parte de la unidad productiva.
Areguá es una localidad que tiene entre 5000 y 6000 habitantes.
Cerámica y artesanía tradicional
En la visita a los talleres de producción de cerámica pudimos ver las instalaciones del horno a leña para cerámica más grande de Sudamérica, con cuatro niveles de cocción y un uso eficiente de la leña (usan principalmente de eucalipto), que permite aprovechar escalonadamente el calor para cocinar hasta 800 piezas en simultáneo.
Es un horno comunitario, que se completa con las producciones de varios ceramistas.
Pedro Cristaldo explicó que el proceso de cocción puede extenderse hasta 10 días desde que se acomodan las piezas hasta que la temperatura máxima de los 1200º que se alcanzan, ceden para que puedan retirar las unidades para ser vendidas allí mismo.
Son artesanías que van de la mano del artesano al consumidor de manera directa.
Para esta hora del recorrido, llegando al mediodía, la temperatura se ubicaba en los 38° y la sensación térmica en 44°.
San Bernardino y el lago Ypacaraí
Luego del recorrido por Areguá y esa temperatura en ascenso, nos dirigimos a San Bernardino, o simplemente “Sanber”, como lo llaman popularmente.
Es una de las localidades más turísticas de los alrededores de Asunción.
El lago Ypacaraí es el centro de actividades turísticas y veraniegas al que concurren muchos asunceños y otros pobladores de la región.
Su costa cuenta con playas de arena cobriza, mucha vegetación y varios muelles de los que parten embarcaciones para hacer paseos y recorrer su extensión.
No es un lago apto para la natación debido a su grado de contaminación por el vertido de desechos industrial. La situación está siendo intervenida con la intención de revertirla y hacer que vuelva a ser ese lago azul que retratan las canciones típicas de Paraguay.
El almuerzo fue en La Candelaria un espacio que recrea un estilo de construcción colonial, a partir de lo que hoy es la recepción y biblioteca, el único edificio original.
El resto de las construcciones, como las habitaciones, el salón de eventos, el restaurante, la capilla y la pileta, tienen menos de dos años desde su inauguración.
Es tan buena la construcción que parece todo de la misma época original.
Últimas horas en Asunción y regreso a Córdoba
El tremendo calor de estos días, con temperaturas que hasta para los asunceños resultaban elevadas, invitaban a buscar refugio en espacios cerrados y con buen aire acondicionado.
Después del almuerzo y kilómetros de recorridos en horas de la siesta para volver a la capital, el contingente se dividió entre quienes eligieron ir de shopping, subir a la pileta del piso 15 o aprovechar el aire de la habitación para dormir unas horas reparadoras.
La actividad de despedida fue una cena en la terraza del hotel Sheraton, para no dejar pasar la oportunidad de sentir la calidez del clima paraguayo.
La hospitalidad de su gente ayuda a mitigar el calor que se siente aún de noche y en lo más alto de uno de los edificios más destacados de la ciudad.
La salida hacia el aeropuerto, a primera hora de la mañana del domingo, fue el último contacto con el clima local.
Paraguayos entienden que el Aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi necesita ampliarse, aunque su free shop está acorde al movimiento de la estación, que pretende crecer como Hub regional.
El vuelo 839 de regreso a Córdoba por Paranair partió desde la pista a las 8:50 con rumbo hacia el sur, llegando al aeropuerto de Córdoba a las 10:20 horas, en otro vuelo similar al de ida: rápido, agradable y más que recomendable para quienes quieran viajar a Asunción como destino final o aprovecharlo como punto de conexión hacia Europa u otros destinos del mundo.