Como muchas de las actividades que dependen enteramente de la circulación de gente en las calles, los taxistas de Villa María están pasando horas críticas en medio de la emergencia sanitaria por el nuevo coronaviros Covid-19.
“Del trabajo no quieron ni hablar”, dijo un experimentado chófer que apenas puede hacer dos o tres viajes por día.
“Ayer a la tarde no hice ninguno”, confesó ante la consulta de Villa María VIVO.
Los que son propietarios del taxi tienen un poco más de oxígeno pero los que son solamente choferes están, “con la soga al cuello”.
Las horas se pasan en espera de un ocasional pasajero. Con muchas reparticiones y empresas cerradas, sin clases y con la Terminal practicamente abandonada por cese del transporte interurbano, las posibilidades de transportar a alguien son muy pocas.
Barrera preventiva
Además, es una trabajo en el que se tiene un contacto cercano con el pasajero, que va apenas a unos centímetros de distancia en el asiento trasero.
Ante esto, algunos choferes decidieron colocar como barrera un nylon que tapa casi todo el espacio entre la parte delantera.
Esta medida de prevención busca evitar que personas sentadas atrás puedan transmitir algún posible contagio a través de las partículas expulsadas en la conversación.
Solamente queda una ranura abierta para el pago de los pocos viajes que se hacen.
Vale recordar que el municipio dispuso la prohibición de trasladar personas en el asiento delantero.