Volar en planeador: “Las alas son una extensión del cuerpo”

Jorge Videla y Rubén Ceballos cuentan la historia y el presente del vuelo a vela en Villa María.

Rubén Ceballos y Jorge Videla, pilotos de planeadores (Foto: VillaMariaVIVO.com).

El Aeroclub Villa María recuperó una nave de los años 80 y se propone reactivar la práctica de volar en planeador, formando nuevos pilotos, con la ayuda de los más experimentados en el vuelo a vela.

La ciudad contó décadas atrás con un club de planeadores.

Ahora, incorporados como parte del aeroclub local, abren sus alas para atravesar nuevos aires.

Jorge Videla cuenta que en 1987 se fundó un club de planeadores, entre un grupo de 5 personas que hacían vuelo a vela en Oliva.

Allí también se sumó Rubén Ceballos, que había hecho el curso en Marcos Juárez.

Decidieron radicar su actividad en Villa María y fundaron el club Otto Lilienthal, en memoria del ingeniero aeronáutico alemán, precursor de los vuelos con planeadores a nivel mundial.

En uno de los hangares del Aeropuerto Regional de Villa María cuentan la historia.

Comenzaron a funcionar dentro del Aeroclub Villa María, pero con personaría jurídica aparte.

Con el aporte de socios y colaboradores compraron el primer planeador biplaza, y con aportes de un privado, luego se compró un avión remolcador.

Así comenzó la actividad de escuela.

Luego compran otro planeador monoplaza.

En 1990 ocurrió un accidente con un planeador, que se fracturó en su fuselaje.

No tuvo consecuencias para las personas, pero sí para la aeronave, que no se pudo volver a utilizar.

Siguieron en actividad con el monoplaza, pero sin la escuela.

Por circunstancias que se dieron, personas del grupo se fueron a otras ciudades, algunas por razones de trabajo, y se desarmó el club.

Pero los elementos quedaron en el hangar del Aeroclub Villa María.

Con el tiempo se recuperó el planeador biplaza, habilitado por el club de planeadores Albatros, ubicado en San Andrés de Giles.

La nave puede verse en los hangares locales y está en condiciones de vuelo.

Planeador Spetch, alemán, de 1948 (Foto: VillaMariaVIVO.com).

Hoy no tienen avión de remolque, pero se está gestionando con el aeroclub de Oliva para que aporte ese avión.

Es un planeador Spetch, de origen alemán, armado en Argentina. Pesa 219 kilos.

Rubén Ceballos contó que es un avión sencillo, de 1948, alemán, fuerte, con montante, simple y muy bueno.

“Se le revisaron todas sus partes y está perfecto. Ya se hizo la prueba de vuelo”, comentó.

Hay un grupo de 12 personas en el Aeroclub Villa María que ya son pilotos de vuelo a vela, y se gestiona la reapertura de la escuela.

Ni bien se habilite la escuela, se abren los cursos.

Ceballos ilustra que “al aprender a volar sin motor, uno arranca siempre como en emergencia, porque tiene que pensar si se llega o no, desde dónde viene el viento”.

Planeador Spetch, alemán, de 1948 (Foto: VillaMariaVIVO.com).

El planeador es como comenzar a andar en bicicleta, dicen, y luego pasarse a la moto, que sería el avión a motor, comparan.

La diferencia entre un planeador y un avión a motor es como andar en un velero o una lancha, agrega Ceballos:

“Las dos cosas son lindas, pero con esto, cuando te prendés en una térmica y en otra, podés estar hasta tres horas volando, aprovechando la habilidad del piloto para ganar altura y estar volando mucho tiempo”.

Videla explica que el planeador necesita ganar altura para convertir esa altura en distancia, y que desde las 10:00 a las 17:00 son las horas con mejores condiciones para volar.

“En una zona plana se depende de las térmicas, de la presión atmosférica. En zonas de vientos continuos se puede estar volando hasta tres días”, comentó.

“Las alas son como la extensión del cuerpo y dependen de la habilidad del piloto para mantenerse en aire”, definieron.

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