El Centro Universitario Mediterráneo dio a conocer esta investigación que analiza el clima con los valores de los últimos 20 años. Y coloca a 2022 como uno de los menos llovedores, qué se espera para 2023.
El Ente Vinculante entre la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) y el FUNESIL publicó un estudio de las lluvias producidas desde 2003 hasta 2022.
Allí se analizan distintas variables y se toman de referencia los valores publicados por el Servicio Meteorológico Nacional, entre otras fuentes que recopiló el ingeniero magister Hernan Allasia.
Además, según los registros propios del CUM (Centro Universitario Meditarraneo) 2022 fue uno de los menos llovedores junto a 2009. El pasado año marcó tan solo 539,65 milímetros. Cuando el máximo en este periodo documentado, el 2018, sumó 1041 mm.
Luego agrega que “el detalle de lluvias durante el año pasado (2022) se observa solo 1 (uno) cercano a 100 mm por exceso (marzo); 1 próximo a 100 mm (80 mm en enero); 3 meses de aproximadamente 50 mm (abril, octubre y noviembre); 3 cerca de los 40 mm (febrero, julio y septiembre); 2 en el orden de los 20 mm (agosto y diciembre) y los restantes con milimetraje de 1 dígito.
Claro está, que los niveles de temperaturas también fueron más altos que en años anteriores y los efectos del sol también influyen en la eficiencia del agua caída”.
2022 uno de los menos llovedores: ¿Qué pasa en 2023?
Según este estudio, el Servicio Meteorológico Nacional de Argentina publicó su pronóstico trimestral para los meses de enero, febrero y marzo de 2023.
“De acuerdo a la estimación, es probable que las temperaturas estén –en promedio- por encima de lo normal en toda la región central del país“, aclaran.
Cambio climático y preocupación
Uno de los principales planteos de esta investigación, que se basa además en los valores del Servicio Meteorológico Alemán, es el cambio climático.
“Para un país con una extensión norte-sur de más de 3600 km, que tiene un clima subtropical, se observa que al lunes 9 de enero de 2023, casi, no hay precipitaciones, especialmente en los meses de verano, y la evaporación habitual causa sequías severas“.
Así, como conclusión, propone una reflexión sobre nuestro medioambiente:
“Intentamos tangibilizar las consecuencias de este tipo de fenómenos climáticos (sequía con cambios en los ecosistemas) vinculado con nuestro hábitat.
Sirvan los datos compartidos, para entender, en parte, la evolución con el paso del tiempo, de nuestro clima en la región y vayamos elaborando nuestras conclusiones”.