Más de 100 personas se movilizaron contra el bullying

Gentileza El Diario
  • Padres, madres, docentes y distintas organizaciones se reunieron para decirle “No al Bullying”
  • Alrededor de las 18:30 hs. comenzaron a reunirse en la Plaza Centenario donde expusieron su preocupación
  • A las 19:00 hs. comenzó la marcha en silencio con pancartas haciendo alusión al mensaje

Más de un centenar de villamarienses de reunieron en la Plaza Centenario en forma de manifestación para protestar y concientizar sobre el bullying.

La violencia física y psicológica que sufren niños y adolescentes en las escuelas parece no parar.

Así es que padres, madres y distintas organizaciones, cansados de la situación, decidieron visibilizar este problema.

El detonante

En las últimas semanas, un caso que resonó fue el de la agresión a un adolescente por parte de sus compañeros mientras esperaban la clase de educación física.

Esto terminó por encender las alarmas de una situación que no cesa.

A pesar del trabajo de las docentes, en las aulas sigue habiendo discriminación, comentarios, burlas y agresiones para molestar a “un otro” porque sí.

Tras la preocupación de varias familias que sufren esto diariamente en las escuelas con sus hijos, se convocó a decirle “No al bullying”.

Marcha pacífica

Estuvieron presentes organizaciones para concientizar sobre el autismo, el Síndrome de Down, padres, madres y docentes.

A las 18:30 hs ya se reunieron las primeras personas, donde pudieron expresar el motivo de la convocatoria.

Llamaron a poder detener el bullying desde casa, porque en muchas oportunidades, las autoridades escolares responden de manera pasiva.

Desde las 19:00 hs. comenzaron a marchar dando la vuelta a la Plaza Centenario en silencio.

La consigna principal fue parar al bullying, y pensar en la cantidad de niños y adoelscentes vulnerables y vulnerados que hay en las escuelas de Villa María.

Muchas veces no pueden hablar o no saben cómo, no se defienden, y son objeto de burla constante, causándoles daños psicológicos, además de físicos, a veces irreversibles.

Se trata de un compromiso como sociedad para apoyar y acompañar a estos chicos que sufren, pero sobre todo, educar a quienes hoy siguen realizando esta práctica dentro y fuera de la escuela, que causa dolor no sólo a un niño, sino a todo su entorno.

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