Terminados los estudios oficiales sobre la vivienda en al que murieron carbonizados dos chicos de 9 y 10 años, la conclusiones muestran que se dio una combinación de hechos y circunstancias para que el resultado fuera fatal.
En principio, y como origen del incendio, se determinó que hubo una “manipulación sin control alguno de fuego” por parte supuestamente de los niños, que estaban solos y con la puerta cerrada en la habitación.
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El incendio ocurrió el domingo 9 de junio por la noche, y le costó la vida a Angel Gallardo, de 10 años de edad, y Uriel Acevedo, de 9 años, quieren eran hermanos.
Informe oficial
Este dato, junto al resto de las apreciaciones, se desprenden del informe oficial realizado por el comisario Gustavo Nicola, jefe del cuerpo de Bomberos, y que fue entregado al fiscal del caso, René Bosio.
Dentro de la habitación, se sumó a la manipulación del fuego sin control la presencia de gran cantidad de material combustible, como ropa y papeles, lo que permitió una rápida propagación de las llamas.
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Una vez desatado el fuego, los adultos que se encontraban en la vivienda se dieron con otros elementos que contribuyeron al desenlace fatal, según se desprende de la pericia, según adelantaron fuente judiciales.
Encerrados
Más allá de la desesperación del momento, que no permite tomar con tranquilidad las decisiones, un dato clave fue que no pudieron abrir la puerta de la habitación.
La puerta no tenía picaporte y por una falla, solía trabarse. Abrirla no era fácil en circunstancias normales, mucho peor en medio de un incendio.
La otra vía de escape podría haber sido una ventana, pero por la reja que tiene colocada, es hizo imposible.
La abuela de los niños, de 69 años, habría intentado forzarla, sin poder lograrlo.
La ventana
Por los rastros hallados, en un momento los vidrios fueron rotos desde adentro de la habitación, y esto contribuyó a que ingresara aire, y el fuego se avivara aún más.
Todo esto hizo que la habitación se transformara en una trampa mortal para los niños que habrían estado jugando con fuego y, sin tener noción de las consecuencias, terminaron perdiendo la vida.