Esclavitud sexual de menores en Villa María: dos historias terribles

Un juicio realizado en la provincia de Santa Fe, en la que fue condenado a 11 años de prisión un hombre llamado Claudio “Gringo” Rodriguez, permitió conocer detalles de la terrible historia personal por la que atravesaron dos menores de edad que fueron sometidas a niveles de exclavitud sexual.

Eran obligadas a prostituirse, encerradas en un lugar del que no podían salir, y si se resistían a mantener relaciones eran golpeadas, mientras sus familias recibían amenazas.

En uno de los casos, una de las chicas fue secuestrada de las puertas de un colegio, y la otra traída bajo la falsa promesa de un trabajo y una vida mejor en Villa María.

Cómplices locales

Este martirio sufrido por las dos menores santafesina tuvo como cómplices necesarios a los “clientes” locales y de la región que asistían a los prostíbulos, pagando dinero para mantener relaciones sexuales con estas dos menores de edad.

Los hechos, descriptos en la contratapa de El Diario en su edición de este martes 5, ocurrieron entre 2003 y 2007. Fueron cuatro años de sometimiento para estas chicas santafesinas.

Secuestrada

Una de las chicas, de 15 años, fue secuestrada cuando salía de una clase de Educación Física. Relató que fue cargada en un auto blanco, con vidrios polarizados, encapuchada y encerrada en una habitación con un colchón en el piso.

En la ciudad de Rafaela, le cambiaron la identidad, con nuevos documentos, y la sometieron durante un mes, donde era golpeada cada vez que se resistía.

En Villa María, estuvo al menos tres años, encerrada en un lugar que nunca pudo saber dónde era, debido a que no le permitían salir. En esas condiciones estuvo un largo tiempo, mientras era prostituida por sus captores, y obligada a tener relaciones sexuales con muchos villamarieneses y hombres de la región que pagaban para ello.

Engañada

El otro caso, según se relata en el matutino local, llegó a la ciudad con la promesa de parte de Rodriguez de un trabajo y una vida de calidad, pero al llegar se chocó con la realidad de la explotación sexual. Tenía 17 años.

Claudio Rodriguez, la había tomado también como posesión suya, y la obligaba a mentener relaciones sexuales con él dentro de la cárcel, mientras estuvo preso, al punto que hoy tiene dos hijos de embarazos ocurridos en esas situaciones.

En ambos casos, las historias muestran la vulnerabilidad de las menores de edad que son tomadas como esclavas sexuales, una actividad que lucra con la complicidad de quienes pagan para someter a las jóvenes.

AnteriorFrossasco reparte fondos y cámaras de seguridad en la región
Siguiente¿Para qué vinieron de Estados Unidos a medir nuestro río?