El Comité Villa María de la Unión Cívica Radical emitió un comunicado, al cumplirse 38 años del último Golpe de Estado cívico-militar, donde se remite la primera interrupción institucional sufrida por Hipólito Yrigoyen, apunta a la política económica de la dictadura de los años 70 y rescata la figura de Rodolfo Walsh.
Dice los siguiente:
En el Siglo XX Argentina sufre una sucesión de golpes de estado liderados por fuerzas militares, que impusieron dictaduras, es decir, cercenamiento de los deberes y derechos cívicos.
Desde 1930 en que es derrocado Hipólito Irigoyen a manos de fuerzas lideradas por el General Félix Uriburu, quien impone un gobierno de clara inspiración fascista, según se lee en la proclama redactada por Leopoldo Lugones, nuestro país asiste a una sucesión de gobiernos de factos surgidos de la fuerza impuesta a los gobiernos democráticos.
Pero seguramente que el golpe de estado más cruento y sanguinario es el de 1976. Aquella ya fría y ventosa mañana del 24 de marzo, y después de la larga vigilia del 23 porque el golpe de estado ya era una crónica anunciada, la ciudadanía escucha una proclama que se repite constantemente, anunciando un estatuto que iniciaba el proceso de reorganización nacional.
Mientras tanto, centenares y luego miles de hombres y mujeres comenzaron a poblar las cárceles y los centros clandestinos de detención. Políticos de todos los sectores, sindicalistas, estudiantes, docentes o, en fin… toda persona, especialmente jóvenes, que, a criterio de los militares y sus secuaces, fueran sospechosos de subvertir el supuesto orden que querían imponer.
Decisiones que también afectaron al plano de la economía y que sumirían al país en un proceso de desindustrialización y recesión, estudiantes, docentes y científicos perseguidos, encarcelados y en muchos casos desaparecidos, control ideológico exacerbado, impusieron el silencio y la mediocridad como estilo de vida.
Sin duda que el objetivo de los ideólogos de este golpe de estado fue la de eliminar el activismo social, político y sindical, disciplinar a la sociedad y vaciarla de todo contenido ideológico, desactivar la participación y colocar a todas las instituciones de la sociedad bajo la custodia militar utilizando como mecanismo básico el terror y la persecución.
La represión, la tortura y la desaparición de personas fue parte del cotidiano. El escritor Rodolfo Walsh en “Carta abierta de un escritor a la Junta Militar” califica el gobierno impuesto en 1976 como la etapa de “terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina”, imponiendo un modelo de país autoritario, de concentración económica y de recesión económica e intelectual.
Por esto y por muchos otros muchos motivos, recordar esta fecha es volver a decir “nunca mas”.