Pasar 50 días sin cortarse, teñirse o peinarse es, para muchas mujeres y hombres, un tiempo demasiado largo a transitar sin contar con el servicio de una peluquería.
Es un rubro en el que lo principal es la atención presencial, en la que clienta y profesional necesariamente están cara a cara en la mayor parte del servicio, y por eso es uno de los que más postergado ha quedado en las flexibilizaciones que se vienen dando en la cuarentena por por la pandemia del Covid-19.
El Centro de Peluqueros y Peinadores de Villa María y Villa Nueva, junto con los gobierno municipales de ambas ciudades, elaboraron un protocolo para que se considere la factibilidad de un retorno a la actividad, con todas las medidas de seguridad e higiene.
Esto fue presentado ante el COE regional, pero hasta ahora no dio los frutos esperados.
Sin consideraciones
En la sesión especial que tuvo lugar este domingo 10 por la mañana, donde se ratificó el decreto municipal del día sábado sobre cómo funcionarán varias actividades en la ciudad, se especulaba con que podría introducirse algún agregado que beneficie también a las peluquería.
Pero nada de esto ocurrió. “Posiblemente se trate en el transcurso de la semana”, adelantó una fuente del legislativo.
Flexibilización de hecho
Sin embargo, en la realidad, lo que se advierte en la vía pública es distinto a la letra de las resoluciones. Concretamente, se está dando desde hace días una flexibilización de hecho.
Recorriendo barrios de Villa María se puede ver que varias peluquerías instaladas en casas particulares, reciben clientes. Posiblemente en menor medida que en tiempos normales, pero alguna actividad desarrollan, aunque lo hagan a escondidas.
También pudo saberse de peluqueras y peluqueros que atienen a domicilio, llevando sus elementos de trabajo, y realizando algunas prestaciones que no requieren de mayores instalaciones.
Mientras la mayoría de los rubros esenciales y no esenciales se van flexibilizando, las peluquerías siguen dentro de las actividades prohibidas.
Pero esto no impide que parte de la actividad de desarrolle, en una medida motivada por la necesidad de trabajar y cobrar de los profesionales, pero también por la demanda de las personas que llevan varias semana sin poder atenderse y lo consideran un servicio esencial.