La oposición solicitó la distinción de una edificación local como patrimonio histórico de la ciudad y la adquisición de la misma por parte del Municipio.
Se trata de el edificio en cuestión es el mausoleo de Joaquín
Pereira y Domínguez ubicado en el cementerio “La Piedad” de nuestra ciudad.
El pedido fue realizado por el concejal de Vamos Villa María, Luis Caronni.
En declaraciones a Somos Villa María, el edil expresó:
“Es un proyecto del bloque Vamos Villa María que busca conservar el patrimonio histórico y arquitectónico de la ciudad”.
“En una de las ultimas visitas que uno realiza al Cementerio La Piedad vi que en una de las avenidas centrales del mismo, esta el panteón de Pereyra y Domínguez con letrero de venta y esto me motivo a interesarme en el tema y hemos presentado un tema donde declaramos patrimonio histórico el Mausoleo y lo declaramos de utilidad pública, osea sujeto a expropiación”, agregó.
La historia de Joaquín Pereyra y Domínguez
En el pedido al Municipio, los concejales realizaron una pequeña de reseña para poder entender los importante del panteón.
Joaquín Pereira y Domínguez, originario de España, fue uno de los primeros habitantes de la ciudad, presidente del Concejo Deliberante entre 1878 y 1880, y quizás el mayor promotor de su primer desarrollo y temprana urbanización.
Adquirió de manos de Manuel Ocampo una vasta cantidad de terrenos y en 1883 junto a su socio Marcelino Arregui comenzaron un plan de urbanización que daría forma al desarrollo de Villa María.
El historiador y poeta local Rubén Rüedi manifestó en un artículo publicado en el medio gráfico “El Diario” el 8 de enero de 2015:
“El 27 de abril de 1883, Joaquín Pereira y Domínguez y Marcelino Arregui presentaron al
Gobierno de la provincia, encabezado por Miguel Juárez Celman, el nuevo plano de Villa
María e inmediatamente transfirieron a propiedad pública terrenos para erigir escuelas,
templo parroquial, nueva sede municipal, cementerio y otros espacios de función
comunitaria”.
“De esta manera, el villorrio retomó el dinámico crecimiento que se había
estancado desde hacía algunos años y se proyectaron medidas para adquirir entidad
política, a través de las gestiones que luego desembocarían en la asignación del municipio
propio. Eran hombres representativos de lo mejor de su generación, que bregarán sin pausas de continuidad por el desarrollo integral de la comunidad”.
“Los nuevos y jóvenes emprendedores, pero ya reconocidos hacedores de la comarca, se
habían convertido en prósperos comerciantes dedicados al negocio de ramos generales y a la compra y venta de frutos del país. Eran vecinos que gozaban de alta reputación en la villa y que estaban caracterizados por el compromiso comunitario que, desde las horas
fundacionales, los tenía como protagonistas excluyentes“.
“No fueron, estos pioneros, especuladores de la tierra, sino todo lo contrario: asumieron
riesgos permanentemente y plantearon sus proyecciones personales con espíritu colectivo.
Cada tramo de la historia villamariense, en sus horas iniciales, tiene la impronta de
Marcelino Arregui y, principalmente, de Joaquín Pereira y Domínguez”.