Sobreviviente de “La Perla” relató los tormentos que vivió

Este miércoles 20, como estaba previsto, una sobreviviente de la última dictadura militar comenzó a dar sus testimonio en el marco del juicio por la causa “La Perla”.

Marta Zandrino, de 74 años y de profesión psicóloga, se presentó ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 1 de la Ciudad de Córdoba en una sesión que tuvo lugar en el Salón Blanco del Palacio Municipal. El Tribunal se trasladó hacia Villa María, dado que la mujer tiene impedimentos para movilizarse a causa de lesiones graves sufridas durante la represión.

En la sala estuvieron presentes familiares de desaparecidos de Villa María y representantes Madres de Plaza de Mayo e H.I.J.O.S.

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Fue la primera vez que el Tribunal Federal 1 se constituyó en Villa María.

 

El relato de Zandrino

La mujer juró a las 10:38 y comenzó su declaración. Zandrino fue detenida el 26 de agosto de 1976. Su departamento y quinta fueron saqueados, y con un camión asegura que “robaron todo”.

Ella había prestado la quinta para una reunión, en la que se habían convocado militantes del PRT, una organización armada contra la dictadura, con la que dijo que colaboraba.

De repente se produjo un intenso tiroteo, sintió un disparo que logró tumbarla al piso. Relata que había soldados en gran cantidad e iluminación en el cielo porque arrojaban gran cantidad de vengalas.

Contó que la arrastraron por el piso, ella quedó inconsciente y al despertarse, estaba dentro de un vehículo, en viaje hacia alguna parte.

Le dijeron que la trasladaban al Hospital Militar y ella vió médicos y a una religiosa, incluso sintió que discutían. Luego, la trasladan hacia otro lugar, pasando desde una avenida hacia un camino de ripio. Al llegar al lugar, había también soldados y ella queda inconsciente. Era La Perla.

El infierno por dentro

Cuando despierta, se ve desnuda en el piso, con heridas profundas, por las cuales tuvo infecciones durante muchos años.

Contó que la asistían dos mujeres, “Tita” y Patricia, quienes le daban agua.

Un uniformado llamado Palito, le dijo que él le había pegado el tiro. Incluso cuenta que hacían apuestas para determinar a qué hora ella moriría.

Durante su estadía allí dijo que estaba en una sala separada por un biombo de otro sector, en el que pudo ver en ocasiones entre 50 y 60 personas, todas tiradas en el piso, algunas ensangrentadas y otras tapadas con mantas oscuras.

Las personas eran llevada y traída, nombradas por números. Eran los torturados.

Nunca recibió asistencia médica y le costaba respirar. Se desvanecía con frecuencia.

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Los defensores de los acusados también estuvieron en sala.

La primera asistencia

Luego de 15 días aproximados, en los cuales siempre se encontró desnuda, la llevaron a un centro de salud en el que había monjas, donde por primera vez pudo tomar té con leche caliente.

Allí, se ocasiona una disputa porque tenían orden de llevarla a un hospital para someterla a intervención quirúrgica por las heridas. Todavía llevaba la bala de fal en el cuerpo.

Estuvo presa en cárcel, pero siempre negada a familiares. En escritos que presentó ante el Tribunal, mostró que se consigna que no había cometido delito ni había causa en su contra.

Luego de permanecer más de un año detenida, su madre recibió una carta de Luciano Menéndez alegando que sería liberada por “humanidad y comprensión”, y no porque “una subversiva merezca consideración”.

Antes de la audiencia se entregaron flores en memoria de los desaparecidos.
Antes de la audiencia se entregaron flores en memoria de los desaparecidos.

El policía sin memoria

Luego del testimonio de Zandrino, el mismo tribunal llamó al ex policía Juan Pedro Figueroa, de 82 años de edad, quien cuando era agente de la Policía de Córdoba, fue comisionado a realizar averiguaciones sobre la denuncia por desaparición de una mujer.

Esa mujer era Esther Felipe, quien fue secuestrada en 1978 y permanece desaparecida, lo mismo que su esposo, Luis Mónaco.

El hombre, con alguna dificultad para escuchar, dijo recordar muy pocos detalles de aquella época. No podía dar precisiones de a la casa de quien había ido ni haber estado en el domicilio de Mónaco, a pesar de haber puesto su firma en un acta que decía lo contrario.

Luego dijo que había firmado esa declaración sin leerla, confiando en el sumariante.

Nombres para investigar 

Lo interesante de su relato es que, según manifestó, lo habían enviado a investigar algo sin tener en ese momento la experiencia ni la capacidad para hacerlo. Pero dio nombres de otros integrantes de ese momento de la Policía en Villa María, incluso de quienes formaban parte del servicio de Inteligencia de la fuerza, la mayoría de ellos todavía con vida y viviendo en esta ciudad.

Mencionó los apellidos Centani, que era agente, De María, un oficial a cargo, y Joaquín Mena, comisario principal. En las actas también aparece Ramón Ocar Kern, quien era compañero de Figueroa y también firmante de actas sobre este caso.

La fiscal federal María Virginia Miguel Carmona pidió al tribunal que evalúe citar a esas personas a prestar declaración.

Fotos: Villa María Vivo

 

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