El nuevo escenario que plantea el cambio de carátula en el caso Luna Viera tiene al menos dos caminos posibles: uno que podría estar cerrando la investigación en el corto plazo en torno al único detenido, y otro totalmente opuesto, que abriría un gran e inesperado interrogante dentro de la causa.
El fiscal René Bosio dispuso en las últimas horas que la carátula del caso pase a ser “abuso sexual con acceso carnal en concurso real con homicidio doblemente calificado por criminis causa y violencia de género”. Fue tras recibir una pericia que confirmó que la niña fue violada y luego asfixiada.
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Hasta acá, toda la investigación conduce la acusación hacia Mariano Gutiérrez Cingolani, de 30 años, vecino de la casa donde fue encontrado el cuerpo sin vida de la niña de 5 años.
Si el análisis genético ordenado por sobre las muestras de semen halladas confirma que corresponde con el perfil del acusado, el caso queda prácticamente resuelto.
¿Y si no?
En caso que de ese análisis resultara un perfil genético distinto, perteneciente a otro hombre, sin coincidir con el del acusado, la causa tomaría un giro de 180 grados. Alejaría al imputado de la acusación de abuso y abriría interrogantes hacia otro posible partícipe.
Esto implicaría que la investigación debería empezar casi desde cero nuevamente y tratar de determinar si existe otro sospechoso.
Psiquiátrico
Además, hay otro elemento para resolver. Más allá de la autoría del hecho que pudiera atribuirse a Gutiérrez Cingolani en caso que se confirmara que el semen es suyo, falta determinar si la pericia psiquiátrica pendiente lo coloca como una persona capaz de comprender sus actos.
El primer estudio en este sentido arrojó que no sería un sujeto imputable debido a ciertas facultades mentales disminuidas que padecería. Pero el fiscal insistió en realizar una nueva pericia para confirmar o descartar.
En las próximas semanas se podrá tener respuestas a estos interrogantes.
