Consejos para cuidar la salud de los adultos en el invierno

El invierno es una época del año en la que se requieren algunos cuidados especiales a fin de prevenir enfermedades, sobre todo las que están relacionadas a la estación, como los resfríos o la gripe.

Si bien los cuidados se extienden para personas de todas las edades, los adultos mayores necesitan poner especial atención en ciertas cuestiones para mantener su buena salud.

Un aspecto importante es observar el plan de vacunación periódicamente para poder prevenir enfermedades infecciosas graves y, por otro lado, una equilibrada alimentación en conjunto con ejercicios físicos e intelectuales, ayuda a mantener una salud estable en esta etapa de la vida.

Las vacunas aconsejadas para las personas de avanzada edad son: antigripal, doble bacteriana difteria y tétanos (se coloca cada 10 años), fiebre amarilla (si se vive o viaja a zonas de riesgo), hepatitis B y antineumococica.

La alimentación

Otro de los puntos principales es la alimentación. El consumo de alimentos variados que contengan proteínas, hidratos de carbono, lípidos, sales minerales y vitaminas, más el consumo regular de alimentos ricos en fibras, frutas, verduras y granos enteros son esenciales.

También es importante consumir fibras a través de vegetales y frutas, hidratarse constantemente e incluir una caminata de 30 minutos a paso constante y sostenido, al menos 3 veces a la semana.

Recomendaciones generales para las comidas:

-Consumir 4 o 5 porciones de lácteos descremados (leche, yogurt, quesos). Estos alimentos tienen un gran aporte energético, proteico, mineral y vitamínico. Además, el calcio mantiene la fortaleza en los huesos y previene la osteoporosis.

-Reducir o evitar el consumo de sal a través de la dieta diaria. Cuando el consumo es más elevado, puede: incrementar el riesgo de padecer hipertensión arterial; provocar accidentes cerebro-vasculares (ACV); provocar la aparición de enfermedades cardíacas y saturar los riñones.

-Disminuir el consumo de té o café ya que estas infusiones pueden generar alteraciones en el sueño, acidez estomacal, aumento en la presión sanguínea y la asimilación escasa de algunos minerales y vitaminas.

-Consumir abundante líquido: dos litros por día como mínimo. La percepción de sed disminuye con la edad, por lo tanto, los adultos mayores son más susceptibles a la deshidratación. Existen diferentes fuentes de hidratación a partir de ciertos alimentos y bebidas, como: agua potable, jugos, refrescos, leche, frutas y verduras. Estas fuentes aportan al cuerpo el líquido que se pierde en la: respiración, sudoración y evacuaciones.

Cambios físicos

En cuanto a los cambios físicos, las personas mayores pueden sufrir una disminución gradual en los sentidos, entre ellos la audición o la visión, y es fundamental evitar que se generare un aislamiento social o algún accidente.

Además, con el correr de los años, es normal que se produzcan cambios en el sueño, volviéndose más liviano. Las siestas prolongadas, la falta de actividad física y algunos medicamentos pueden afectar el buen dormir. Los trastornos en el sueño no deben ser considerados como una situación normal.

La memoria también se ve afectada por el envejecimiento debido a que el proceso de fijar nueva información tiende a ser más lento. La memoria también puede alterarse como consecuencia de ciertas enfermedades, el efecto de algunos medicamentos o eventos vitales (jubilación, viudez, soledad, aislamiento social). En este sentido, realizar ejercicio físico favorece la salud del cerebro.

Fuente: Vittal
Foto: www.vidaabuelo.com

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