La sesión en la que se trató un nuevo pedido de licencia para su cargo de intendente por parte de Martín Gill fue ganada en los votos por el oficialismo, aunque no pueda exhibir con la misma claridad un triunfo desde lo político.
La oposición quedó en minoría, con sus cinco concejales no acompañando la propuesta, pero salió más entera del recinto que el oficialismo, que tiene ahora su bloque partido en dos a causa de una acción de último momento que protagonizaron los dos concejales que son parte del accastellismo.
El bloque Hacemos por Córdoba ya bajó herido al recinto del Concejo Deliberante por la decisión de Daniel López y Juan Carlos Cladera, de abandonar la bancada, lo que de alguna manera termina haciendo mella en el oficialismo.
Argumentos
Los principales argumentos de la oposición estuvieron en boca de la edil Karina Bruno y su par Luis Caronni. El bloque Vamos por Villa María apuntó directamente al flanco jurídico, tratando de marcar todos elementos presentes en la Carta Orgánica Municipal que, a juicio de la minoría, contrastaban con el argumento legal del gillismo.
Luego de Carlos De Falco, vicepresidente primero a cargo de la presidencia, remarcara todos los fundamentos jurídicos y políticos para avalar una nueva licencia para Martín Gill, la primera respuesta vino de parte de Bruno.
Responsabilidad
La concejal del Pro dijo que nada impide que el intendente reelecto en 2019 asuma otros desafíos a nivel nacional, pero siempre y cuando no ostente dos cargos a la vez.
Dijo que en esto hay un impedimento, y lo fundamentó, entre otros argumentos, en base a un análisis sistemático en el contexto normativo general de la Carta Orgánica. Citó varios artículos que, a su criterio, permiten interpretar una posición distinta a la del oficialismo.
“Es clara la respuesta que da la carta Orgánica. Cualquier otra interpretación es forzar lo normado”, dijo.
Fuera de lo jurídico, apuntó también a la responsabilidad política de esta acción, no solo para Gill, sino también para quien queda en el Ejecutivo. “Nadie que esté provisorio en el cargo puede tener tranquilidad, respaldo y legitimidad de los ciudadanos”, sostuvo.
En esa línea, dirigió su acusación a todo el arco peronista, abarcando las distintas gestiones y dirigentes de los últimos años.
Los acusó de poner a Villa María “en un jaque institucional” todos los días con acciones que la van degradando, dijo, sin distinción de sectores internos. “Háganse responsables porque están todos en el mismo barco”, concluyó.
Traición
A su turno, en concejal Luis Caronni habló de “violencia institucional” y “violación flagrante” de la Carta Orgánica en este nuevo pedido de licencia. “En diciembre se argumentó con unos artículos y ahora se los deja de lado”, sostuvo.
También afirmó que existe incompatibilidad e incumplimiento de deberes de funcionario público y que también puede caber una cuota de responsabilidad penal, mencionando posibilidades como “juicio político” y “denuncia penal”.
Opinó que es más importante ser intendente de Villa María que secretario de Obras Públicas de la Nación, porque en el cargo al frente de la ciudad “se responde a los votos”, por lo que consideró que la decisión de Gill de quedarse en Buenos Aires y no volver a Villa María, es “una traición al mandato popular” y “una ruptura del contrato social que firmó con la ciudadanía”.
Las argumentaciones de la oposición se completaron con la palabra de Juan Romeo Benzo, y el debate fue cerrado por la presidenta del bloque oficialista, Verónica Vivó.
Al momento de la votación, en la tarde del jueves 25 de junio, las manos se dividieron entre las que se levantaron para aprobar, las 7 del oficialismo, y las que decidieron no apoyar, las 5 de la oposición.
Con este resultado, por mayoría, Gill tendrá 180 días más de licencia como intendente.