El caso Sofía y el miedo de trabajadoras sexuales en Villa María: violaciones, agresiones y robos

Cintia Vartalitis, delegada de Ammar en Villa María, relató las situaciones de inseguridad que las ponen en riesgo a diario.

Sofía Bravo, asesinada en La Carlota, estuvo viviendo en Villa María durante la pandemia: Su femicidio despertó alertas y miedo en trabajadoras sexuales, que denuncian violaciones, agresiones y robos sufridos los últimos meses.

Así lo expuso Cintia Vartalitis, delegada en Villa María de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina en Acción por Nuestros Derechos (Ammar). 

En una entrevista con Villa María VIVO la mujer habló de casos de mujeres cisgénero y transgénero que sufieron recientemente violaciones, agresiones y robos por parte de hombres en esta ciudad.

“Hubo un caso de tres meses atrás, que una persona abordó a dos trabajadoras sexuales en la ex ruta pesada, las violó, les pegó y les robó”, contó la delegada.

Dijo además que “una de esas chicas estuvo hospitalizada tres días con hematomas en el rostro y cortaduras en la boca”.

Relató que en uno de los casos se hizo la denuncia por la intervención del Hospital, pero que la otra víctima no quiso hacer la denuncia “por miedo”. 

En cuanto al agresor, dijo que lo reconocieron, pero temen represalias. 

“Es una persona que hace pocos meses salió de estar preso”, apuntó.

La situación mujeres trans en La Carlota

Cintia no ocultó el temor que genera en las trabajadoras sexuales casos como el de Sofía Bravo, quien fue asesinada en La Carlota, y su cuerpo fue hallado diez días después en estado de descomposición.

Por su femicidio fue detenido en Corrientes un camionero que, se cree, es quien estuvo con ella ese 6 de enero en el que desapareció.

Cintia explicó que las chicas trans generalmente  son consideradas “golondrinas”, porque están un tiempo en un lugar y luego se van a otro.

“Por eso pasó con Sofía que la alerta saltó varios días después. Como algunas a veces se van con alguien unos días, se cree que están bien”, comentó la delegada.

En La Carlota, donde se cruzan la ruta nacional 8 con la ruta provincial 4, pasan muchos camiones del país y del extranjero. 

Allí, la mayoría de las que trabajan son chicas trans. La zona no está monitoreada con cámaras ni hay una organización entre las trabajadoras que brinda alguna protección.

El miedo de las trabajadoras sexuales en Villa María

“Ahora tenemos mucho más miedo. La noticia para nosotras fue terrible. Tratamos de cuidarnos entre todas”, agregó.

Si bien en La Carlota no había, antes del femicidio de Sofía, denuncias por agresiones previas, en el caso de Villa María contó que los casos se dan con frecuencia.

“En la madrugada pasan y les tiran piedras a las chicas que están en las calles. Está bravo en la ruta. Por eso queremos hacer visible esta problemática”, explicó Cintia.

Sobre las chicas trans, dijo que son víctimas de una condena que persiste en parte de la sociedad.

“Hay personas que no pueden vivir con eso y salen a la calle a querer desquitarse o sacarse la bronca”, opinó. 

“Salen a matar”

Contó que tanto a mujeres cis como mujeres trans las suben a autos y las llevan por calles de periféricas, donde son sometidas por la fuerza.

“No te abordan de manera voluntaria, te apuntan con un arma”, describió.

Al citar el caso de una trabajadora sexual que fue víctima de agresiones, recordó lo que esta le admitió: “Me dejé hacer de todo porque pensé que si me resistía me iba a matar. Me estaba ahorcando con el cinto”.

Según contó, esa mujer fue violada y robada en un descampado, en una zona en las afueras de la ciudad en la que no llegan las cámaras de vigilancia.

“Esas personas salen a matar”, alertó sobre los agresores de trabajadoras sexuales.

“Estamos expuestas a cualquier cosa en las calles de la madrugada. Acá los conocemos a casi todos los clientes, estamos cerca unas con otras y organizadas, pero igual pedimos al Municipio un refuerzo de cámaras”, dijo. 

Recordó que en la avenida Maciel hay cámaras y domos que ayudan a individualizar una situación de violencia, pero que en el parador (sobre ruta 9) “las chicas no tienen cámaras”.

En Villa María hay alrededor de 70 mujeres, entre cisgénero y transgénero, que ejercer como trabajadoras sexuales.

Además de las situaciones de inseguridad que relató la delegada de Ammar, también es una preocupación el aspecto sanitario.

Enfermedades y carencia de vivienda

La mujer mencionó la presencia de enfermedades de transmisión sexual, como el HIV, la renuencia a utilizar preservativos por parte de algunos clientes, y la necesidad de realizar mayor cantidad de testeos.

También se refirió a la aspiración de contar con un espacio propio perteneciente a Ammar, en el que se puedan hacer controles médicos y acceder ayudas alimentarias.

La falta de acceso a la vivienda y a mejores condiciones de salud, como tratamientos para las adicciones, son también temáticas para las que buscan solución.

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