Lucio ejerció su derecho al voto y fue para el aplauso de todos

Gracias a un trabajo previo de varios ensayos con pictogramas y explicaciones que recibió en su hogar, Lucio pudo ejercer por primera vez su derecho al voto en estas elecciones legislativas.

Lucio Iachetta tiene 18 años y tiene síndrome de Angelman, pero esto no le impidió ejercer su derecho a votar y elegir sus representantes.

Votar, un derecho

Respecto del derecho al voto, la Convención sobre Derechos de las Personas con Discapacidad le impone al Estado argentino la obligación de asegurar que las personas con discapacidad puedan participar plena y efectivamente en la vida política y pública en igualdad de condiciones con las demás.
Esto es, incluidos el derecho y la posibilidad de las personas con discapacidad a votar (artículo 29) y, asimismo, de garantizarles el acceso a apoyos y salvaguardas para que esa capacidad sea ejercida en igualdad de condiciones que las demás personas.
A su vez, el Comité de Derechos de Personas con Discapacidad de la ONU considera que el artículo 29 no prevé ninguna restricción razonable ni permite excepción alguna con respecto a ningún grupo de personas con discapacidad así como tampoco la restricción derivada de una evaluación individualizada.

 

La madre de Lucio, Verónica González, escribió un posteo en Facebook contando como fue esta experiencia, aplaudida por quienes estaban en el colegio en ese momento:

Lucio ejerció su derecho al voto

En días previos en su CET y en casa estuvo trabajando al respecto. Hizo varios ensayos y con pictogramas le fuimos explicando.

También Lucio sabe y lo sabe muy bien en qué creemos y qué defendemos en este hogar. Sabe que puede confiar en que queremos lo mejor para él.

Además de todo esto, reconoce con vehemencia a un candidato. No sería novedad que eligiera por sí mismo por razones que “aún” no me ha podido decir.

Dudé, si llevarlo no podía ser interpretado como demagogia. Pero pusimos como emblema el Derecho; explicitado en las Leyes.

No tuvimos ningún inconveniente, excepto la deplorable accesibilidad edilicia de la Escuela; una rampa que casi lo estrella por su inclinación.

Entramos al cuarto oscuro, miró las boletas, eligió y se sentó en una silla, le dió una beso a la boleta. No hubo más dudas. Lo ayude a meterla en el sobre y Lucio votó.

En ese momento los de la mesa, los que hacían cola y los de otra mesa empezaron a aplaudir.

Estoy en paz. A seguir luchando para que se cumplan todos los derechos.

Viva la democracia.
Viva esta fiesta.

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